Es mejor tener una fe pequeña pero viva y en crecimiento, que poseer un gran intelecto con sus ramas muertas de sabiduría mundana y carente de discernimiento espiritual.
Libro de Urantia. Pág.1653
Esta frase toma más relevancia si consideramos que Jesús la dijo "En esta ocasión en la casa de Simón, entre los que habían venido de la calle, había una mujer de mala reputación que recientemente se había vuelto creyente de la buena nueva del evangelio del reino. Esta mujer era bien conocida en todo Jerusalén como la ex dueña de uno de los burdeles considerados de alta categoría, ubicado junto al patio de los gentiles del templo. Al aceptar las enseñanzas de Jesús, ella cerró su abominable negocio, e indujo a la mayoría de las mujeres con ella asociadas a que aceptaran el evangelio y cambiaran su forma de vida; a pesar de esto, los fariseos seguían despreciándola y estaba obligada a llevar el pelo suelto lo cual era insignia de la prostitución. Esta mujer anónima había traído una gran vasija de loción perfumada para ungir y, parada detrás del sofá de Jesús mientras éste se reclinaba para comer, comenzó a ungirle los pies mojándoselos al mismo tiempo con sus lágrimas de gratitud, y secándolos con su cabello. Cuando hubo terminado de ungir siguió llorando y besándole los pies.1652"
Es preciso recordar en aquellos tiempos era mal visto hasta dirigir la palabra en público a una mujer y ésta era nada menos que una prostituta, sin embargo Jesús valoró la fe de esta mujer, la cual al conocer las enseñanzas de Jesús estaba dispuesta a dejar para siempre su oficio, su fe era mil veces más grande que la de los fariseos que sólo se preocupaban de los ritos y de como enjuiciar al Maestro. Es bueno preguntarnos cómo actuamos nosotros en nuestra vida diaria ¿con el amor y la comprensión que lo hacía Jesús o como los fariseos de quienes El dijo: "¡Cuán cuidadosamente limpiáis lo de afuera de los vasos y de los platos mientras que las vasijas del alimento espiritual están sucias e impuras! Os aseguráis de presentar una apariencia piadosa y santa ante el pueblo, pero vuestra alma interior está llena de mojigatería, codicia, extorsión, y todo tipo de maldad espiritual. Aun vuestros líderes se atreven a confabular y planear el asesinato del Hijo del Hombre. ¿Acaso no comprendéis, hombres necios, que el Dios del cielo ve tanto los motivos íntimos del alma así como vuestras pretensiones exteriores y vuestras manifestaciones de devoción? No creáis que dar limosnas y pagar diezmos os limpia de injusticias y os permite aparecer puros en la presencia del Juez de todos los hombres. ¡Ay de vosotros fariseos que habéis persistido en rechazar la luz de la vida! Sois meticulosos en pagar el diezmo y ostentosos en dar limosna, pero a sabiendas rechazáis la visitación de Dios y negáis la revelación de su amor. Aunque esté bien para vosotros prestar atención a estos deberes menores, no deberíais haber dejado sin hacer esos requisitos más importantes. ¡Ay de los que ignoran la justicia, desdeñan la misericordia y rechazan la verdad! ¡Ay de todos los que desprecian la revelación del Padre mientras buscan los asientos principales en la sinagoga y anhelan el saludo halagador en el mercado! 1826"
Es como para echar las barbas en remojo y con sinceridad ver a cuántas de estas amonestaciones nos hacemos acreedores cuando actuamos con un doble estandar, cuando hay una tremenda dicotomía en lo que decimos creer y en nuestra forma de actuar. Nos engañamos a nosotros mismos cuando creemos tener una gran fe porque conocemos muchas cosas del Universo que los demás desconocen, pero ¿de qué nos siven estos conocimientos si no somos capaces de perdonar a nuestros hermanos, si nuestra vanidad y orgullo son los que motivan nuestras obras? ¿De qué nos sirve tener la mente llena de conocimientos si no tenemos discernimiento personal sobre ellos? No basta decir que creemos, lo importante es tener la humildad para confesar en público nuestra fe con nuestra obras como lo hizo esta prostituta que tenía el firma propósito de enmienda.
Si no actuáramos muchas veces en forma farisaica, si realmente nuestra fe fuese viva y activa el mundo necesariamente tendría que ser diferente porque cada uno de nosotros estaría ofreciendo a los hermanos que nos rodean los frutos del espíritu que siempre es bueno recordar que son: el amor, la alegría, la paz, la aceptación, la duzura, la bondad, la fe, la humildad y la templaza."381 En apariencia cosas sencillas que no requieren de ningún conocimiento intelectual, pero sí de una gran inteligencia emocional, pues " aún cuando la religión sea exclusivamente una experiencia espiritual personal, el conocer a Dios como Padre, el corolario de esta experiencia es conocer al hombre como hermano y comprende la adaptación del yo a otros yoes, y eso involucra el aspecto social o de grupo de la vida religiosa. La religión es primero una adaptación interior o personal, y luego se vuelve un asunto de servicio social o de adaptación de grupo 1091".
Esforcémonos por no autoengañarnos, para que nuestra fe no sea algo que sólo se quede en palabras y ritos sin sentido, escuchemos con el corazón las palabras de Jesús cuando dijo: "Yo os digo, cuidaos del fermento de los fariseos y los saduceos. No os engañéis por su exhibición de gran conocimiento y por su profunda lealtad a las formas de la religión. Preocupaos solamente por el espíritu de la verdad viviente y el poder de la religión verdadera. No es el temor de una religión muerta lo que os salvará, sino más bien vuestra fe en una experiencia viviente de las realidades espirituales del reino. No os dejéis enceguecer por el prejuicio ni paralizar por el miedo. Tampoco permitáis que la reverencia por las tradiciones tanto pervierta vuestra comprensión que vuestros ojos no vean y vuestros oídos no oigan. No es propósito de la religión verdadera simplemente traer paz, sino más bien, asegurar el progreso. No puede haber paz en el corazón ni progreso en la mente, a menos que os enamoréis de todo corazón de la verdad, de los ideales de las realidades eternas. Los asuntos de la vida y de la muerte se exponen ante vosotros y los placeres pecaminosos del tiempo contra las realidades justas de la eternidad. Aun ahora, deberíais comenzar a liberaros de la esclavitud del temor y de la duda al entrar a vivir una nueva vida de fe y esperanza. Cuando los sentimientos del servicio para con vuestros semejantes surjan en vuestra alma, no los ahoguéis; cuando las emociones del amor por vuestro prójimo desborden en vuestro corazón, expresad estos impulsos de afecto en un ministerio inteligente de las necesidades auténticas de vuestros semejantes.1745"
yolanda silva solano