Desde que obtuvimos la auto-consciencia hace millones de años hasta ahora,
hemos perfeccionado hasta cierto punto nuestros cuerpos, nuestro mundo, y a nosotros
mismos en general, y todo ha sido gracias al conocimiento obtenido del mundo físico
que perciben nuestros sentidos. Sin embargo, tiene que llegar el momento en que
el desarrollo de la humanidad en general esté basado en el trabajo interno, y para ello no
tendremos más remedio que poner manos a la obra según las enseñanzas que nos lleguen
en ese momento. Para alcanzar ese desarrollo interno o despertar a otro nivel de conciencia
superior por medio del ocultismo solo es necesario —preferiblemente— pertenecer a una
escuela iniciática como, por ejemplo, la Fraternidad Rosacruz; los devotos, religiosos, etc.
solo deben servir y amar al prójimo y a Dios; y los científicos llegarán a unir la ciencia y
la religión como, de hecho, algunos afirman ya que este mundo ha debido ser creado por un
Ser como el que normalmente llamamos Dios. Ahora bien, si el siguiente paso en nuestra
evolución es contactar con ese Yo superior o Ego, que contiene toda la sabiduría de nuestro
propio pasado y que es nuestra más cercana meta de perfección ¿Hay alguna práctica que
sirva a todo el mundo por igual y que nos facilite ese contacto y la correspondiente elevación
de conciencia? A lo que habría que responder ¡Sí!
¿Qué es lo que impide el contacto con nuestro ser interno? ¡La personalidad! ¿Y qué es la
personalidad? La personalidad está compuesta por: Los sentimientos o emociones; los
deseos; los hábitos; la mente creadora de todos nuestros pensamientos; el conocimiento y
las enseñanzas recibidas en esta vida; las preocupaciones, problemas, prejuicios y demás
aspectos de la vida que nos dominan; y todo aquello que haga que nuestra mente, voluntad
y consciencia estén enfocados en el mundo físico y en nosotros mismos como personas.
Siendo así ¿Cómo eliminamos todo eso y nos identificamos con ese Yo superior? La mejor
manera sería: observándonos, conociéndonos y estando atentos constante y conscientemente
a todo lo que hacemos y que nos rodea. Naturalmente que, a modo de complemento de esta
filosofía de vida, no hay que dejar de lado el aspecto espiritual o devocional que tiene
íntima relación con nuestro Espíritu.
Si de verdad queremos hacer una “limpieza” y un orden en la personalidad para que
podamos percibir a nuestro Ser interno, lo primero que debemos hace es admitir que
el mundo de los sentidos no es el mudo del Espíritu. Es cierto que este mundo físico
es necesario para adquirir conocimiento, para experimentar y para desarrollar nuestras
facultades mentales y espirituales; pero no es lo mismo dejarse dominar por todo lo
que nos rodea como si de verdad fuera nuestro mundo que “ser conscientes” de lo que
hacemos en cada momento y así, mediante la observación consciente, utilizar la voluntad
y el libre albedrío para elegir lo correcto y actuar de acuerdo a lo que la conciencia nos dicte.
Lo que para nosotros es el estado de conciencia de vigilia —estar despiertos en
este mundo— para nuestro Yo superior o Alma es como un sueño, por eso hay quien
opina que nosotros aquí, en nuestra vida cotidiana, estamos dormidos. Con esto se
quiere diferenciar la actuación automática, instintiva, imaginativa, en forma
de hábitos y cualquier otra forma inconsciente de lo que debería ser una actividad
consciente en el “siempre ahora” o presente. Este hecho también lo podríamos
llamar “soñar despierto” ya que, por ejemplo: Alguien nos puede hablar mientras
escuchamos música o vemos la televisión —pensando en esos momentos incluso en
otra cosa— y no somos conscientes de ello; por no decir que muchas veces
estamos con la vista puesta en algo y terminamos sin mirar a nada —mirada perdida— y
la mente pensando en cualquier otro asunto que nosotros no hemos
elegido voluntariamente.
Otra manera de explicar que estamos dormidos porque nos dejamos llevar por
cualquier cosa es cuando dejamos que nos afecte y obsesione cualquier problema,
preocupación, ofensa, crítica, etc. Esto, además de hacernos sufrir innecesariamente,
nos pone bajo su yugo y no nos damos cuenta —no somos conscientes en esos
momentos, es decir, estamos fuera de nuestra realidad— de que si estuviéramos
atentos a todo eso que nos domina y ejercitáramos la voluntad de una forma
consciente, estaríamos limpios de tanta influencia dominante. Otra forma de
comprender a qué llaman estar dormido o ser inconscientes de la realidad es
cuando somos dominados por los deseos —tabaco; egoísmo; alcohol; materialismo;
vicio de televisiones, sexo, etc. — sentimientos —odio, venganza, rencor, envidia,
celos, etc. — y pensamientos —crítica, malos pensamientos en general, y el hecho
de que la mente esté pensando constantemente sin que seamos conscientes de
ello ni le prestemos atención—
Así es que si queremos transformar y limpiar la personalidad para ser y actuar como
el verdadero Yo, una de las primeras cosas que debemos hacer es admitir que todo lo
mencionado y que nos domina, es como estar fuera de la realidad en la que deberíamos
estar, o sea, es estar dormidos ante los ojos del Alma. Es necesario hacer una limpieza
de lo negativo para quedarnos solamente con los deseos, sentimientos y forma de
pensar positiva pero, a la misma vez, por no decir antes, nuestra obligación debería
ser desechar toda la basura de pensamientos que siempre tiene la mente y que, a su
vez, no la deja descansar. Esto lo deberíamos tener ya claro, pero para conseguirlo
debemos observarla de una forma voluntaria y consciente, entonces será cuando
podamos prohibir todos aquellos pensamientos que nos perjudican y que nos
distraen; solo a partir de entonces podremos decir que estamos despertando o siendo
conscientes de lo que hacemos, pensamos, sentimos y hablamos.
Habrá muchas personas que opinen que esto no sirve para nada y prefieran seguir
pensando e imaginando posibles hechos del futuro; o también es posible que no les
importe guardar rencor o sufrir por lo que le hizo un jefe o un compañero, o su
pareja… sin darse cuenta de que los hechos que nos roban la felicidad sólo nos
afectan si nosotros queremos; o quizás teniendo resentimiento o remordimientos del
pasado; o en otras muchas cosas del subconsciente que nos hacen sufrir o tener
miedos y fobias; o dejándose dominar por su mente inestable o cambiante que les
lleva al mundo de la imaginación fantástica; o simplemente prefieran seguir viviendo
satisfaciendo sus deseos pensando que todo lo que consiga se lo van a llevar
después de la muerte; o quizás también prefiera vivir en tensión por dejarse dominar
por las ofensas, críticas y malestares que le puedan causar; etc. etc. etc. Estas personas
no saben que todo eso se puede superar y eliminar hasta conseguir:
voluntariamente controlar estos sentimientos