Han transcurridos siglos, pero la vigencia de las enseñanzas del Maestro son totalmente actuales, porque ellas fueron dadas para que se realizaran en un milenio, porque no es posible el destruir paradigmas, sin antes haberles dado el tiempo de fundar otros, que pueden parecer diferentes, pero que en el fondo son lo mismo, porque la relación divina con sus hijos sigue estando regida por el amor indestructible del Creador y en la medida que " crezca la comprensión del hombre del mundo en el cual vive; su capacidad se va ampliando para la comprensión de los hechos materiales del tiempo, las ideas significativas del pensamiento y los ideales valiosos del discernimiento espiritual. Mientras los hombres midan tan sólo con la vara de las cosas de naturaleza física, no pueden esperar jamás encontrar unidad en el tiempo y en el espacio.1306
"El hombre semi civilizado, comienza a abrir la puerta del almacén de los secretos de los reinos naturales y su ciencia está destruyendo lenta, pero eficazmente, sus supersticiones, mientras que al mismo tiempo provee una base nueva y amplia del hecho, para la comprensión de los significados de la filosofía y de los valores de la verdadera experiencia espiritual. El hombre civilizado, algún día alcanzará un dominio relativo de las fuerzas físicas de su planeta, entonces, esparcirá el amor de Dios en su corazón hacia afuera, en forma eficaz como amor hacia sus semejantes, mientras que los valores de la existencia humana se aproximarán a los límites de la capacidad mortal” 1306.
“Sólo en la perfección, armonía y unanimidad de la voluntad, puede la criatura llegar a ser una con el Creador, y tal estado de divinidad sólo se puede alcanzar y mantener mediante el continuo vivir de la criatura en el tiempo y en la eternidad conformando constantemente su voluntad personal y finita a la voluntad divina del Creador. Siempre debe ser supremo en el alma y dominar en la mente de un hijo ascendente de Dios, el deseo de hacer la voluntad del Padre” 1434.
Estos altos ideales, no es posible vislumbrarlos, ni menos poder alcanzarlos si no mantenemos una estrecha unión con nuestro Espíritu residente, porque es él quien nos conduce hacia el Padre, porque “la comprensión progresiva de las realidades, es el equivalente de acercarse a Dios”2094. Hay tres evidencias distintas de la presencia del Ajustador en el espíritu de la mente humana:
1.- La solidaridad humanitaria; el amor. La mente puramente animal puede ser gregaria para autoprotegerse, pero sólo el intelecto con un espíritu residente, es capaz del auto olvido, del altruismo y de amar incondicionalmente.
2.- La interpretación del universo: la sabiduría. Sólo la mente, con un Espíritu residente puede comprender que el universo se muestra cordial con el individuo.
3.- La evaluación espiritual de la vida: la adoración. Sólo el hombre con un Espíritu residente, puede darse cuenta de la presencia divina y buscar el alcance de una experiencia más plena, como una anticipación de la divinidad”
El hombre no podría amar altruistica y espiritualmente si no viviera en su mente un amante divino. El hombre no podría comprender verdaderamente la unidad del universo si no viviera en su mente un intérprete. No podría estimar los valores morales y reconocer los significados espirituales si no viviera en su mente un evaluador. Y este amante surge de la fuente misma del amor infinito; este intérprete es parte de la Unidad Universal; este evaluador es el hijo del Centro y Fuente de todos los valores absolutos de la realidad divina y eterna.2094."
“Si el hombre mortal procede en la aventura al Paraíso, sigue los movimientos del tiempo, que fluyen como corrientes dentro del caudal de la eternidad. Si el hombre, rechaza la carrera eterna, va en contra de la corriente de los acontecimientos en los universos finitos. La creación mecánica procede inexorablemente de acuerdo con el propósito en desenvolvimiento tendido por el Padre del Paraíso, pero la creación volitiva, tiene la elección de aceptar o rechazar el papel de la participación de la personalidad en la aventura de la eternidad. El hombre moral no puede destruir los valores supremos de la existencia humana, pero puede muy bien prevenir la evolución de estos valores en su propia experiencia personal. Cuando el ser humano rehusa de este modo, tomar parte en la ascensión al Paraíso, hasta el punto que el Supremo se encuentra retrasado en obtener la expresión de la divinidad en el gran universo. Porque así como el hombre alcanza su destino humano, del mismo modo alcanza el Supremo, el destino en niveles de deidad. 1285."
¡Qué bueno sería no perder la conciencia de que todos nuestros actos, los buenos y los malos no sólo nos atañen en forma particular, sino a todo el universo porque somos una parte del Todo.! Por eso, “Ya no me basta con creer que Dios es el Padre de todo mi pueblo, de ahora en adelante también creeré que Él es mi Padre. Por siempre trataré de adorar a Dios con la ayuda del Espíritu de la Verdad, que me ayudará cuando yo conozca de veras a Dios. Pero primero voy a practicar la adoración de Dios aprendiendo a hacer la voluntad de Dios en la tierra, o sea que haré todo lo posible por tratar a cada uno de mis semejantes, tal como yo creo que a Dios le gustaría que yo los tratase. Si vivimos así esta vida en la carne, muchas cosas podremos pedir a Dios y él nos dispensará el deseo de nuestro corazón, para que podamos estar mejor preparados para servir a nuestros hermanos porque todo este amoroso servicio a los hijos de Dios, aumenta nuestra capacidad de recibir y tener la experiencia de gozar de los bienes del cielo. 1454."
De todo lo expuesto ¿cuánto hemos logrado incorporar a nuestra vida como una parte vital de ella? Si somos honrados con nosotros mismos, tenemos que reconocer que es bien poco lo que podemos decir que es carne de nuestra carne... entonces ¿por qué andar siempre a la búsqueda de nuevos Maestros o nuevas revelaciones? El conocimiento intelectual puede convertirse en lastre que impide nuestra evolución, así es que tengamos cuidado de no convertirnos en individuos con el síndrome de Diógenes, que almacenan todo lo que encuentran y que nos les sirve para nada.
yolanda silva solano