El ego puede ser bueno
El ego es buenísimo para un ataque de amnesia, de esos con los que no recuerdo que soy el santo Hijo de Dios, a salvo, pleno en perfecta armonía, paz, amor y gozo.
El ego es buenísimo para la depresión: la incrementa, la intensifica, la vuelve crónica; porque el ego me torna una persona ego-céntrica y eso es la depresión el ver "mi vida" "mi pasado" "mi futuro", sólo "mi" vida y contemplar nada más mi vida en aparente desmoronamiento que el ego realza con su lupa devastadora con la que no me queda más que intentar sobrevivir si es que mi depresión me lo permite.
El ego es buenísimo para la separación: la exacerba, la delimita, la subraya, me subraya lo diferente que soy de los demás, es más, me señala que existen otros, me enfatiza que no puedo ser como "esos" por que yo soy de "estos".
El ego es buenísimo para la enfermedad: le encanta, se goza del pesar, del dolor, "ay mi pierna", "ay mi espalda", "ay mis achaques", míos, míos, míos.
El ego es buenísimo para tomar nota: de los que me cuidaron cuando estuve enfermo, de los que me agraviaron cuando estuve enojado, de los que...
El ego es buenísimo para juzgar, es experto en definir, etiquetar y clasificar en función de su percepción, es buenísimo para la subjetividad, para la parcialidad.
El ego es buenísimo para la guerra: fomenta que con los ojos del mundo yo vea la injusticia y entonces clame por la justicia del mundo que en sí, es meramente venganza. Sí, efectivamente, la justicia es el nombre que el ego da a su venganza, a esa que precisa porque siente que fue atacado, "esa afrenta merece justicia", el ego vulnerable, siempre a la defensiva ve el ataque en todo, porque definitivamente es un tirano.
El ego es buenísimo para los berrinches y las pataletas: todas las veces que no ocurren las cosas tal y como el ego desea, todas las veces que los demás no se comportan como el ego había previsto o con los roles que el ego les había asignado, berrinche seguro. Y ese berrinche intensifica la separación, el juicio, la guerra, la "injusticia", la depresión.
Es más ¿cuánto de mi depresión tiene que ver con un "lapso de amnesia"? y como me olvidé Quien Soy, entonces permití que el ego me definiera a mi mismo, miserable, sufrido, víctima indefensa, atacada, dolida, rumiando pasados o vaticinando trágicos futuros pero nunca estando en el presente, claro que no, estar en el presente equivaldría exterminar "mi" depresión y ya la traigo tan pegada que no la quiero soltar, a pesar de que ese apego sea un obstáculo que me impida percibir la Verdad, el amor, la paz y la felicidad que siempre han estado aquí.
Sí, el ego es buenísimo para muchas cosas, pero no lo recomiendo.
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