Si alguien quiere hacerte daño, ¡deja de actuar como espejo!, y aunque te parezca extraño, ¡no devuelvas el reflejo!
¡No le pagues de igual modo!, ¡míralo con compasión…!, pues seguramente todo le genera frustración…
Y a las sombras que reparte, velas pasar, simplemente…, ¡que nada puede afectarte cuando tú no lo consientes!
("¡¿Qué está diciendo este hombre que a mí me deja perplejo…?! ¡Pero es que no tiene nombre esto de no ser espejo!")
("¡¿No sabrá que hay mucha gente con la maldad en sus rostros, y que van, aviesamente, siempre dañando a los otros…?!")
("¿¡O tal vez pretende, acaso, que ante aquél que más me humilla, quede cruzado de brazos, y ponga la otra mejilla…?!")
Lo que digo, compañero, es que si algún confundido, quiere herirte en tu sendero…, ¡no te des por aludido!
Porque si haces caso omiso a su accionar, cruel o huraño, ¡no le concedes permiso para que te cause daño!
El día en que al fin irradies confianza en ti a borbotones, ¡ya no permites que nadie vuelva a pulsar "tus botones"!
Y entonces no te hace mella de ese hermano su egoísmo: ¡te sales de las querellas al ser dueño de ti mismo!,
y miras con indulgencia su comportamiento hostil, sabiendo que su violencia no puede con tu candil.
Y es que en la Nueva Energía tú eliges tu situación, y fabricas tu armonía tan sólo con tu intención…
…y sueltas la inclinación de transformarte en reflejo: empuñas bien tu timón… ¡y dejas de ser espejo!
Poema de Jorge Oyhanarte
|