
EL TABERNÁCULO EN EL DESIERTO...(I)
EL ATRIO EXTERIOR Y LA CÁMARA DEL ESTE
La aparición en la escena mundial del Templo de Iniciación es
contemporánea con la aparición de la humanidad en sí como tal. La
Iniciación no tiene nada que ver con la vida animal y vegetal, sólo le
concierne a la humana, pues el trabajo iniciático no puede comenzar
hasta que el vínculo de la mente ha sido colocado entre el espíritu
humano y sus vehículos y es este vehículo mental el que determina el
paso del animal al hombre. A medida que la evolución procedía, y las
eras y los ciclos se sucedían y nuevas especies de seres humanos se
desarrollaban en la tierra, los Templos cambiaban en conformidad, y
nuevas enseñanzas eran divulgadas al conocerse las necesidades del
nuevo ser humano, y éstas en turno fueron transmitidas a futuras eras.
Hay algunas verdades, sin embargo, que son fundamentales, y
permanecen por toda la eternidad – ayer, hoy siempre.
Las primeras enseñanzas de Templo fueron entregadas a los pioneros en
la Lemuria, quienes habían recibido una mente germinal. Estas
enseñanzas fueron transmitidas a los Atlantes en general, pues en la
Atlántida todos poseían una mente germinal.
Melquisedec es el nombre de una dinastía de reyes-sacerdotes Atlantes
cuyo último representante es el Melquisedec mencionado en la Biblia, y
es este Melquisedec quien traspasó las enseñanzas de Misterio a
Abraham, la figura-tipo patriarcal y líder de la presente Quinta Raza
Raíz.
El Abraham de la Biblia apareció en los últimos años de la Era Taurina,
alrededor del año 1900 o 2000 A.C. (o quizás más tarde) y fue el Misterio
Melquisedeciano lo que constituyó la religión de su período, el precursor
de la religión Ariana pronta a venir. La Era Taurina había pasado y el
período mundial de Aries, la Era del Pastor o Era del Cordero, ya estaba
bien establecida cuando Moisés nació en Egipto, la “Tierra del Toro”, y
condujo a los Israelitas fuera de Egipto, hacia Palestina, “la Tierra del
Cordero”. Moisés estableció los Misterios Melquisedecianos en una forma
que incluía todo de lo antiguo y agregaba algo nuevo, en el mismo
particular. A Moisés se le mostró el Patrón del Tabernáculo en el
Desierto, y fue construido de acuerdo a su visión. (Éxodo 25-31).
Antes de estudiar el Tabernáculo y sus místicos ceremoniales debemos
decir que el Tabernáculo no era una simple casa de reunión para los
adoradores, una sala de lectura o algo semejante. El Arcángel de Dios
descendió de hecho a su íntimo santuario y allí visible al Sumo
Sacerdote, se hizo. Moisés fue al principio Sumo Sacerdote así como
también Líder o Príncipe de los Israelitas. El simbolismo iniciático es
además el hecho espiritualmente histórico. Los sabios líderes de Israel
sabían esto, y el pueblo apenas lo percibía, y eso es porque ellos
derramaban en el Tabernáculo el profundo respeto y ardor de sus
corazones.
Todo el trabajo de Iniciación está descrito en simbolismo en la estructura
del Tabernáculo del Desierto, junto con sus utensilios y los ceremoniales
que allí se ejecutaban. Estos ceremoniales se realizan en tres
compartimientos, los cuales ya son visibles aun en este Templo portátil
del Desierto. El Templo permanente en el Monte Moríah que sería
edificado por Salomón era mucho más grande, con muchos adornos,
pero la estructura y el plan esencial y los misterios espirituales
pertenecientes a él son los mismos.
Cada una de las tres principales divisiones del Tabernáculo tiene su
mobiliario único y servidores especiales, reflejados en las tres clases
encontradas en todas las Escuelas de Misterio: neófitos, discípulo e
Iniciado. Pero como hemos dicho, el entrenamiento iniciático, y la
Iniciación en sí, no son asunto de mera ceremonia externa. El Iniciado de
una Escuela de Misterio no es aquel que ha participado en un simple
ceremonial dramático, sino aquel en quien ciertos poderes de alma han
florecido y para quien la puerta al mundo espiritual se ha abierto.
Es cierto, sin embargo, que varios ceremoniales públicos fueron
efectuados como formas de arte, retratando para las multitudes los
eventos espirituales que constituían la verdadera Iniciación planointerna.
Así el Tabernáculo es símbolo de los mundos internos y externo,
la Senda del Discipulado, la culminante Iniciación, y la última
glorificación del alma humana.
El armazón del Tabernáculo y sus muebles fueron construidos de
madera de acacia, cubierta de oro. La estructura fue encerrada en un
Atrio cuyos muros eran de cortinas. Al oriente había una entrada de
cuatro pilares que colgaban en cortinas. Los colores sagrados que se
usaron en todo el Tabernáculo fueron el azul, púrpura y carmesí; los
metales fueron bronce, oro y plata. Los artículos del Pórtico era de
“bronce”, mientras el mobiliario del Tabernáculo en si estaba cubierto
con oro y algo de plata; los anillos y barras de las cortinas eran de oro o
bañados en oro. El pabellón del tabernáculo consistía en tres cubiertas
de materiales hechos de pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo
y pieles tejones.
En las posteriores estructuras permanentes había varios pórticos del
Templo “Exterior”, para Gentiles, para mujeres Israelitas y para hombres
Israelitas, y otros. Al Atrio del Tabernáculo en el Desierto que estaba
dentro del área con cortinas se le llama Atrio del Sacerdote en el Templo
permanente. Las multitudes de personas se reunían alrededor de los
muros cortinados del Atrio en un orden prescrito, conducidas por Judá y
Efraín.
El Tabernáculo estaba dividido en compartimentos, llamados Lugar
Santo y Lugar Santísimo. El lugar Santo era la Cámara Oriental y primera
entrada; el Lugar Santísimo era la Cámara Occidental, en la cual sólo el
Sumo Sacerdote podía entrar, y eso sólo una vez al año. En la puerta de
la Cámara Oriental colgaban cortinas de azul, púrpura y carmesí,
puestas sobre cuatro columnas, como en la entrada del Atrio; pero las
cortinas que dividían la Cámara Oriental de la Occidental colgaban sobre
cinco columnas. Estas columnas eran todas de madera de acacia,
cubiertas de oro. La cortina que colgaba directamente delante del Santo
de Santos era llamada el Velo y estaba bordado con diseño de
querubines. Las granadas también figuraban en las decoraciones del
Tabernáculo y del Templo.
Cuando el neófito está listo para entrar a la Senda de la Santidad pasa a
través de la puerta del extremo oriental del Atrio; pues él ahora
permanece en el lugar del sacerdote cuya vida está dedicada al servicio
de Dios. El Atrio representa al mundo externo, en el cual debe servir; y
allí él observa el primer artículo importante del mobiliario, el Altar de
Bronce. Sobre este altar cada mañana y tarde los animales era
sacrificados, y una vez cada año el cordero pascual era ofrecido
empalado en dos varas que formaban una cruz. Pero el animal de
sacrificio que el neófito ofrece es a sí mismo, en el sentido de sus
propias tendencias animales o inferiores. En el Atrio del Sacerdote, el
neófito es ambos sacrificador y sacrificado. Aquí él se ofrece a sí mismo
como un sacrificio diario en el servicio de los Seres Superiores, y sólo
después de haber realizado esto él se encuentra de pie ante la Fuente
de Bronce de Purificación (masónicamente el Mar de Fundición), que
estaba asentada sobre doce bueyes, simbólico del zodíaco y el curso del
año en que el trabajo de purificación debe llevarse a cabo. En esta
Fuente los sacerdotes se purificaban. Similarmente, el neófito debe
purificar cada emoción y pensamiento antes que él sea digno de entrar
al Tabernáculo mismo, a la Cámara del Este o Lugar Santo, y allí asume
las responsabilidades del discipulado. Cristo dijo: “Sólo los puros de
corazón verán a Dios”.
Como el Atrio del Sacerdote o exterior tenía sus característicos
utensilios, así también la Cámara Oriental del Tabernáculo tenía sus
únicos y distintivos artículos de mobiliario. El más llamativo de éstos era
el Candelero de Siete brazos al lado sur de la cámara, y por lo tanto a la
izquierda de alguien entrando desde el Este. Las siete luces del
Candelero iluminaban todo el compartimento. Las copas que sostenían
las candelas sobre el Candelero estaban formadas asemejando flores u
hojas de almendro; y e Candelero era así, místicamente, una rama
floreciente cuyas flores eran llamas.
Esotéricamente estas siete luces se refieren a las siete “flores” o
”estrellas” – centros de fuerza espiritual – que en la mayoría de los
hombres yacen latentes. Cuando por entrenamiento espiritual estos
centros empiezan a bullir, o desarrollarse, el neófito se convierte en
discípulo y se encuentra en posesión de poderes desconocidos para la
persona común. El ya no está limitado al uso de los cinco sentidos
corporales, sino que tiene poderes y percepción super-sensorial, aunque
con un largo desarrollo por delante.
Cada una de estas siete flores tiene su base en el torrente de fuerza
espinal, y en la visión clarividente se asemejan a flores de lirio. Los
“cuernos”, que en el arte bíblico algunas veces son mostrados sobre la
frente de Moisés y también el “cuerno” en la frente de Caín, son en
realidad una representación equivocada de las flores como - trompeta
formadas de las fuerzas centelleantes de ciertos centros en el cuerpo
áurico, desde el cual fluyen rayos de luz. No son cuernos de animales
sino formaciones de luz, en forma de trompeta o alas. El unicornio de la
leyenda medieval quizás simbolice este desarrollo.
En la escuela Rosacruz a las “flores” del cuerpo alma se le llaman
“Rosas”, a cuyo florecimiento ellos aspiran; por eso su bendición: “Que
las rosas florezcan en vuestra Cruz”.
La primera de estas Rosas se localiza en la base de la espina, donde la
sagrada fuerza-vida creativa duerme. Cuando despierta, al llamado del
Cristo Interior, asciende a través del canal espinal hasta llegar a los
órganos espirituales en la cabeza; y como, en su ascenso, toca cada uno
de los centros en turno, éstos son despertados a la nueva y vigorosa
vida, hasta que al final el discípulo verdaderamente camina en una
gloria de luz.

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