¿Quién no conoce
este mandamiento dado por Jesús:
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo»?
Incluso si se considera que es difícil
ponerlo en práctica, se cree generalmente
que es fácil comprenderlo.
Pero yo os pregunto:
¿cómo las personas se aman a sí mismas?
Realizan excesos de toda índole,
maltratan su estómago, sus pulmones,
su corazón, su cerebro…
Si preguntáramos a todos estos órganos
lo que piensan del amor de los humanos
, os contarían sus sufrimientos y sus descontentos.
El ser humano olvida muy a menudo
que su cuerpo físico representa toda una población,
millones de células con funciones bien definidas:
hallamos soldados, médicos, ministros,
arquitectos, obispos, farmacéuticos…
exactamente como en la sociedad.
Y el hombre que es el rey de este pueblo
no se preocupa mucho de él;
es por este motivo que sus células
se quejan sin cesar de este rey injusto,
ignorante y perezoso, que las alimenta mal
y las deja sin luz, sin calor, sin aire puro.
Entonces,
¿qué amor puede tener por los demás
cuando se quiere tan mal a sí mismo? "
Omraam Mikhaël Aïvanhov