"Cada existencia es como un círculo; que el ser humano describe, alrededor de un centro. Según su grado de evolución, tal centro puede ser el de él mismo, el de su familia, el de la sociedad o del Señor. Girar en torno a uno mismo, es la peor de las condiciones: El círculo que se describe así, es extremadamente apretado y se estrecha cada día más. Girar en torno a la familia o entorno a la sociedad, representa tener posibilidades de desarrollo más favorables, pero no son todavía las mejores. Porque incluso, si el círculo descrito es bastante más amplio, la persona no ver nada más allá de la familia o de la sociedad; por tanto, es una limitación para la buena comprensión de las cosas.
Las mejores condiciones se realizan cuando la persona tiene como centro a Dios; y gira, alrededor de Él. Dado a que poco a poco, los lazos groseros que atan a la tierra se afinan y se deshacen. Colateralmente, la persona alcanza una visión de los problemas cada vez más universal y cósmico, en la que su familia y la sociedad pueden beneficiarse; y por supuesto, también él mismo."