¿Amar o depender?
Cada uno ha de tener su espacio propio. Es una necesidad que tantas veces no
es consciente y cuya no satisfacción lleva a resultados desastrosos. Aquello de
"fundidos en uno solo", no es sano, aunque se propague como romanticismo, y
a algunos les guste regodearse en ese pensamiento creyéndose los "amantes de la
historia".
El apego en cualquier relación -puede ser de pareja, de amistad, padres e
hijos- quita libertad. Puede ser un apego físico, y hasta darse en relaciones virtuales en
estos tiempos.
Abrir el correo a toda hora para ver si hay "algo"; desesperar y suponer
abandonos si el contacto no llega. Me atrevo a decir que tales comportamientos no dicen
nada acerca del amor o la amistad, sino del apego. Y todo apego es pernicioso, porque
nos enajena, nos quita energía.
Toda dependencia implica un abandono de si mismo,
una entrega fútil cuyo resultado solo es pérdida.
Hay que reservarse para sí mismo, para ser dueño total. Desde ese lugar podemos
encarar relaciones sanas y prósperas; que puedan cada día desarrollarse y crecer
trayendo felicidad para si mismo y para el otro.