Por amor
La mayoría de nosotros ha tenido dificultades con el amor en algún momento. Se nos
ha roto el corazón, hemos estado adictos al amor o simplemente no lo hemos sentido. Pero,
sin importar lo que nos digamos a nosotros mismos, sin importar cuán endurecidos
estén nuestros corazones algunas veces, no podemos escapar de la verdad:
Necesitamos recibir amor y necesitamos dar amor. O como el poeta D.H.
Lawrence escribió: “En cada ser viviente existe el deseo de amor”.
La Kabbalah nos da importantes y hermosas enseñanzas sobre el amor:
La capacidad de amar y la calidad de nuestro amor son un regalo de Dios.
Mientras más usemos nuestro amor de forma dadora y positiva, más amor
recibiremos para dar. Por otro lado, si sólo usamos nuestro amor de forma
negativa, para manipular o castigar, entonces nuestra capacidad de amar disminuirá.
Si entiendes y practicas estas enseñanzas, entonces no sólo incrementarás la
cantidad y calidad del amor que tienes en tu vida, sino también
la cantidad de amor que se revela en el mundo.
Nosotros influimos en los canales del amor para que éstos se abran o se cierren
para el mundo. Cuando no amamos o si usamos nuestro amor de forma egoísta,
estamos apartando el amor que está disponible en el mundo.
Nuestras acciones ocurren en este mundo físico y sus efectos penetran los
mundos espirituales. A medida que una acción se refleja en los mundos superiores,
su resonancia se hace más y más fuerte. Como el “efecto mariposa”, una acción
de compartir aparentemente simple puede generar una cantidad impresionante de Luz.
Desafortunadamente, como nuestros sentidos están limitados a la dimensión
física, subestimamos terriblemente el efecto de acciones que parecen ser
insignificantes. Nuestro poder es mucho mayor del que nos permitimos creer y
el efecto de nuestras acciones positivas es mucho más
poderoso de lo que nos pudiéramos imaginar.
Una cosa es segura respecto al mundo hoy en día: No se está compartiendo
suficiente amor por suficientes personas, y todos tenemos que
espabilarnos y reconocer que somos responsables de esto.
Todo lo mejor,
Yehuda