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ALEXANDRA B. PORTER , Ph. D.: LA ESENCIA DIVINA SIEMPRE ILUMINA LA OSCURIDAD...(I)
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De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 03/04/2012 18:45

 hello.gif picture by vislumbrar

 

LA ESENCIA DIVINA SIEMPRE ILUMINA LA OSCURIDAD
 
Conferencia en tres partes sobre la Muerte y la Agonía
por
Alexandra B. Porter, Ph. D.
 
Mount Ecclesia
Conferencias de la Escuela de Verano en Inglés
1, 6 y 8 de agosto de 2002
Traducción de Francisco-Manuel Nácher
 
LA ESENCIA DIVINA SIEMPRE ILUMINA LA OSCURIDAD
 
Buenos días a todos. Si todos se encuentran confortablemente instalados,
quisiera iniciar esta conferencia con una breve oración:
“Madre-Padre Dios, Dios del universo y Dios de los corazones. Padre
nuestro que estás en el cielo, nos hemos reunido hoy para tratar el tema de la
Muerte y la Agonía. Durante esta actividad, pedimos la seguridad de vuestra
presencia. Pedimos también, en el nombre de Jesucristo, que nos proporciones, a
todos y a cada uno, el conocimiento, la comprensión y la claridad que todos
buscamos. Y que yo, como conferenciante, pueda suspender mi imaginación y
mus juicios sobre la conciencia de raza y que sea revelado a cada uno de los
presentes lo que pueda resultar en su mayor beneficio. Te doy gracias, Señor, por
todas tus bendiciones y por la oportunidad de participar en este amoroso servicio.
Con gracias y fe, que así sea.”
El título de esta conferencia es “La Muerte y la Agonía”. Este tema será
expuesto en tres partes. En la primera aprenderán sobre la muerte física. La
segunda se referirá a la muerte espiritual y a las diferentes esferas del período
post mortem. La tercera profundizará en cómo vivir “aquí, ahora y en adelante
con Cristo”, que es el lema de esta Escuela de Verano en Inglés.
 
PRIMERA PARTE: INTRODUCCIÓN A LA MUERTE FÍSICA
 
La razón por la que he elegido este tema es la de que he recibido abundante
información y deseo compartirla con vosotros. Hay momentos en nuestras vidas
en los que Dios se da cuenta de que lo que vamos a experimentar está por encima
de lo que podemos soportar, y nos echa una mano. En esos momentos de
profundo dolor, Su divina presencia siempre ilumina la oscuridad, porque Él
derrama luz en nuestras vidas, que nos da claridad y comprensión. Para la mayor
parte de nosotros, la muerte y la agonía de un ser querido puede convertirse en
uno de esos momentos. Una de las más obvias razones para ello puede ser la de
que, a lo largo de nuestras vidas, nos vemos muy afectados por lo “desconocido.”
Las personas que no han estudiado ninguna, filosofía similar a la nuestra y que,
frecuentemente, son religiosos, hay miedo al considerar la muerte y la agonía que
la acompaña. A la mayor parte, lo desconocido les da miedo y por ello es
comprensible que esos asuntos relativos a la muerte física y a la agonía les causen
temor.
Levantad la mano quienes hayan experimentado la muerte de alguien. Y
¿qué pregunta o preguntas creasteis en vuestras mentes sobre este asunto?
En mi línea de trabajo físico, como profesional del cuidado de la salud, he
descubierto que la gente tiende a hacerme siempre las mismas preguntas con
relación a la muerte. Las seis preguntas más corrientes sobre la muerte física y
que la rodean de incertidumbre y temor son las siguientes:
1.- ¿Sufrirá el sujeto?
2.- ¿Adónde irá cuando muera?
3.- ¿Recibirá la retribución prometida?
4.- ¿Seguirá pudiendo conducir a los niños por el sendero correcto?
5.- ¿Se romperá todo contacto con el fallecido?
6.- Y, en todo caso, ¿a qué se parece la muerte?
Espero que, tras estas tres conferencias, quienes entre los presentes se hacen
estas preguntas, puedan ver respondidas algunas de ellas. Así que, empecemos.
Cada hombre, si responde a la manera de pensar normal en nuestra
sociedad, tiene su idea sobre lo que sean la muerte y la agonía, Quizás no hay, en
términos generales, asunto más rodeado de supersticiones y de incomprensión
que éste de la muerte. Si hay algo que este mundo debería conocer, que no conoce
pero que desearía conocer es el proceso en el cual y por el cual un habitante de
este plano de conciencia abandona el cuerpo físico para convertirse en habitante
del siguiente plano, el plano etérico. Hago esta afirmación porque la mayor parte
de nuestra raza humana aún no se ha desarrollado lo suficiente para comprender
qué es la vida, ni la fuente de donde procede este átomo que se desarrolla a sí
mismo.
¿Cuántos de vosotros habéis leído “El Concepto rosacruz del Cosmos” de
Max Heindel? Bien. Muchos. Eso me dice que podré saltarme algunas partes y
que podréis seguirme fácilmente.
Según ese libro, desde el punto de vista rosacruz, la muerte no es sino el
paso del espíritu a una esfera mayor y, si queréis, un nacimiento. Al final de esta
vida, el Ego ha de asimilar lo que ha experimentado y, con el fin de extraer lo
mejor de sus experiencias, empieza el proceso de su muerte física. Así que la
muerte, tal como la define Max Heindel, es la salida del Espíritu, de la carne que
lo cubre. Ese Espíritu lleva a cabo su salida durante los tres días y medio
siguientes a la muerte física y clínica. Y la muerte no es completa hasta que ese
proceso se completa.
Creo que esta definición de la muerte es simplista por naturaleza, pues yo
también sé que es completamente imposible para el ser humano comprender el
cambio en el que se produce la muerte, si no sabe que cada individuo posee una
forma espiritual, compuesta de átomos etéricos, y que es tan material como el
vestido de carne visible y tangible. Tratemos, pues, de estos puntos.
Se me ha asegurado por versados en física que toda la vida se basa en el
átomo y que, más allá, adquiere la forma etérica. Sabemos, por ejemplo, que cada
átomo de cada grano de arena que forma las orillas del océano, cada semilla y
cada planta y cada árbol y cada molécula de tierra que cubre las áridas piedras
formando la masa rocosa, y cada gota de agua que fluye en los ríos tienen forma
etérica. Y, además, creemos que en y a través del éter, circulan la luz y la
electricidad y toda clase de radiaciones.
Los científicos nos dicen también que lo etérico, para crecer, necesita una
cubierta de materia de inferior vibración, lo mismo que la semilla plantada en la
tierra y que, en esa cubierta exterior crece y alcanza un mayor desarrollo. Así que,
basados en esos descubrimientos científicos, sabemos que no puede existir vida
en el plano físico si no posee un vestido apto para ese propósito.
Cuando, mediante el calor, rompemos la cubierta exterior de un trozo de
carbón, y lo físico ya no puede contener la energía, la vida o forma etérica, ambas
se disocian. En otras palabras, la energía o forma de la vida escapa, para pasar a
otro estado. La cubierta exterior, la carbonilla o la ceniza, por su parte, vuelve a
su origen para ser reutilizada finalmente por otra forma de vida, hasta que alcanza
tal grado de refinamiento que puede contenerla (la vida) permanentemente,
porque se ha convertido en etérica. Así que es cierto que, cuando cualquier forma
de vida disocia su forma etérica de su cubierta externa, esa forma de vida no
puede seguir habitando el plano físico y se produce lo que llamamos la muerte
física.
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 03/04/2012 18:48

 

 

 
El hombre es también una parte del inmenso todo, desarrollado de la vida
etérica en la masa. Por eso, con la muerte física, nuestro Espíritu, liberado de su
cubierta exterior que es nuestro cuerpo físico, se convierte en habitante de un
plano donde todo es etérico. En otras palabras, en el cambio que llamamos
muerte, el individuo se ha refinado hasta tal punto que puede contener la
individualidad. Recordemos que, para el sentido etérico y el tacto, todas las cosas
son tangibles, reales y naturales, como cuando estaban en la vida de la
tierra...Con eso in mente, vayamos al progreso de nuestro Espíritu.
Mi experiencia, en mi vocación personal y profesional, es que la gente se
hacen conscientes de su inminente muerte por etapas y esa consciencia nos lleva a
la de la agonía. La agonía consciente es un proceso mental activo de
concienciación y preparación para la propia muerte física. La palabra “agonía” la
empleo para significar el proceso dinámico e individualizado de la actual
transición física. En el caso de una enfermedad terminal, la agonía es un proceso
que, frecuentemente, tiene lugar a lo largo del tiempo y el enfermo, aunque en
pleno proceso de agonía, está aún vivo. La finalidad de que seamos conscientes
de la muerte inminente, o conciencia de la agonía, es la de vivir completamente
hasta que llegue la muerte, y dirigir y participar en el proceso de la muerte, hasta
que uno acepte fácilmente el servicio de otros.
Un excelente ejemplo de este hecho lo tenemos en las “Memorias de Mount
Ecclesia” sobre Max Heindel y la Fraternidad Rosacruz, escritas por Augusta
Foss Heindel. Voy a leer, de la segunda parte de esta obra, una sección titulada
“Transición de Max Heindel.” La Sra. Heindel escribe:
“La pregunta ha sido formulada por amigos:
- ¿No es posible que Max Heindel fuera consciente de su próxima muerte?
Desde varias semanas antes estuvimos calculando las Efemérides para 1920
y, para ello, nos habíamos dividido el trabajo, calculando él las longitudes y la
autora las declinaciones. Pero entonces Max Heindel urgió a la autora a hacer
todo el trabajo. Una noche le pregunté:
- Querido, ¿por qué quieres que haga este trabajo sola? ¿Piensas que me
vas a dejar? Él replicó:
- “No, querida, simplemente quiero poder decir a la gente que tú hiciste
sola estas Efemérides. Quiero que estén orgullosos de ti.
Tal solicitud y la cuidadosa preparación continuaron durante varias semanas
antes de que fuera llamado y todos sus papeles estuvieran cuidadosamente
relacionados y archivados.
Dos meses antes de morir fue a San Diego a consultar a su abogado sobre
ciertos papeles y estando allí, y sin haber mencionado que quería hacerlo,
transfirió todos los copyrights y las planchas, que estaban a su nombre, a favor de
la autora, en concepto de regalo. De esto resultó, en los años siguientes, la
salvación de Mount Ecclesia y de la obra de la Fraternidad Rosacruz...Cuando se
leyó su última voluntad se comprobó que los terrenos habían sido comprados por
él antes de que la Fraternidad fuera constituida. En el escrito hacía figurar que
adquiría esas tierras, como administrador, para la Fraternidad. Pero, cuando se
discutió el hecho y se demostró su voluntad, el juez dijo que, como no existía
Corporación en el momento de los hechos, los terrenos de la Fraternidad deberían
ir a la Sra. Heindel como heredera...la voluntad se demostró en 1919. Y, en 1920,
la autora traspasó notarialmente los terrenos a la Fraternidad Rosacruz y hoy ésta
es la poseedora legal de los cincuenta acres que constituyen la Sede Central
(Mount Ecclesia).”
Esto me lleva a una de las seis preguntas más frecuentes que la gente me
hace sobre la muerte: “En todo caso, ¿a qué se parece la muerte?” Para
responderla permitidme deciros que, en el plano físico, los signos y síntomas de
la proximidad de la muerte física son los siguientes:
1.- Los brazos y piernas se enfrían al tacto y el color de la parte inferior del
cuerpo se oscurece. Estos síntomas son debidos a la ralentización de la
circulación sanguínea. Para determinar cuanto ha transcurrido desde la muerte;
a.- La pierna se divide en tres partes desde la cadera hasta la rodilla.
b.- Empezando por la rodilla como una cuarta parte, el miembro, hasta
los dedos, se divide en seis partes, en total, toda la pierna en diez partes.
c.- Si la primera sección está más fría que la segunda, se puede pensar
que la muerte ocurrió una hora antes.
d.- Si la segunda sección está más fría que la tercera, el cuerpo está
muerto desde hace dos horas aproximadamente. Y así sucesivamente.
e.- Experimentos realizados con temperaturas entre 40º y 80ºF, se
demostraron exactos en más de cien casos examinados.
2.- El enfermo pasará cada vez más tiempo durmiendo durante el día y, a
veces, le resultará difícil despertarse. Ello se debe a la mayor lentitud del
metabolismo corporal.
3.- El enfermo puede perder el control de la vejiga y los intestinos,
produciendo incontinencia. Es el goteo involuntario y continuado de orina y
materia fecal.
4.- El enfermo tiene una necesidad reducida de alimento y bebida.
5.- Las secreciones orales se hacen más profusas y se acumulan en la parte
posterior de la garganta, produciendo lo que en términos médicos se denomina
“estertores”. Son el resultado de la reducción de la asimilación de fluidos y de la
incapacidad para expectorar la saliva.
6.- El enfermo pierde lentamente la vista y el oído, siendo éste el último
sentido que se pierde.
7.- El enfermo se inquieta, estirando las sábanas y teniendo visiones de
personas o cosas. Es la consecuencia del poco oxígeno en el cerebro y del escaso
metabolismo. Max Heindel, en sus escritos, lo expone así, y cito textualmente:
“Así que...se ha comprobado por las personas que asisten a la muerte de una
madre, cuyos hijos murieron, quizás varios años antes, que, en el momento de la
muerte, ella los ve alrededor de su lecho y exclama: “Ahí está Juanito, y qué
mayor se ha hecho” y cosas por el estilo. Las personas alrededor de la cama
pueden pensar que se trata de una alucinación, pero no lo es. Y hay que notar que
cierto fenómeno se produce siempre con las visiones: cuando una persona muere,
hay una oscuridad que siente como descendiendo sobre ella. Muchas personas
mueren sin haber visto de nuevo el mundo físico, y esa oscuridad es el cambio
desde nuestras vibraciones lumínicas a las vibraciones del Mundo del Deseo, y es
similar a la oscuridad que se extendió sobre la tierra en el momento de la
crucifixión. Con otras personas ocurre que la oscuridad se disipa tras un momento
y la persona es clarividente y ve este mundo y el del Deseo y en éste, por
supuesto, aparecen sus seres queridos, que han sido atraídos por la inminente
muerte, que es nacimiento en su mundo.”
8.- Los ritmos de la respiración del enfermo pasarán durante el sueño a una
arritmia respiratoria. En ella, al principio, la respiración es lenta y poco profunda,
luego aumenta su rapidez y profundidad hasta que alcanza un máximo. Luego
decrece gradualmente hasta que se para, con períodos de 10 a 20 segundos sin
respiración (apnea). Este tipo de respiración se denomina de Cheyne Stokes.
Aunque se da en ciertas enfermedades agudas del sistema nervioso central,
corazón, pulmones e intoxicaciones, frecuentemente ocurre antes de la muerte.
9.- La muerte física se describe como la cesación de los procesos
fisiológicos que sostienen la vida; un pasaje o partida; un dejarse ir de la vida o
una pérdida de la misma. También ha sido definida como “un momento en el
tiempo” porque se da en un parpadeo. Los síntomas de la muerte clínica incluyen:
A.- Ausencia de signos de respiración, manifiestos o encubiertos.
B.- Ausencia de latidos. En el estado de California, dos
electrocardiogramas planos en un período de 24 horas son considerados como
señal de muerte definitiva.
C.- Ausencia de respuesta a las sacudidas y a los gritos.
D.- Pérdida del control de la vejiga y los intestinos.
E.- Párpados ligeramente abiertos y ojos fijos en un punto, y
F.- Mandíbulas relajadas y boca ligeramente abierta.
Hasta ahora he hablado de la muerte física. Recordaréis que he dicho que la
muerte se da usualmente de un modo gradual. Antes de que se produzca la
transición, la conciencia se centra en las dimensiones superiores durante un
instante. Puesto que la conciencia no está en el cerebro, no hay sufrimiento. Si el
agonizante no está bajo el efecto de sedantes es posible que, en el momento de la
transición, regrese la conciencia momentáneamente y el Espíritu, aunque
parcialmente separado del cuerpo, podrá dar una descripción de las escenas y
gente que está contemplando. O se volverá súbitamente consciente de lo que está
sucediendo y se despedirá de los presentes.
Cuando la muerte es inminente, es muy importante decir adiós al
agonizante. Cuando un conocido se va, lo acompañamos hasta la puerta y le
decimos adiós, hasta la vista. Es bueno aprender a hacerlo así con los que están
dejando la vida terrena. Durante ese tiempo o inmediatamente después, si es
posible, deberíamos pronunciar una oración, encomendando el cuerpo a los
cuatro poderosos arcángeles del reino elemental: Rafael, Miguel, Gabriel y Uriel.
Este rito, tan sencillo como parece, rodea al muerto o a la forma agonizante con el
apropiado campo de fuerza de la desintegración. Cuando se invoca a estos
poderosos arcángeles, esa ceremonia rodea a la forma, inmediatamente, de luz.
Mi preferencia personal es el Padrenuestro, porque tiende a producir una
profunda paz.
Lo que sucede con la muerte en el campo espiritual es que la fuerza del
átomo simiente del individuo deja el cuerpo, y todas sus impresiones se
transfieren desde el cuerpo vital hasta el cuerpo de deseos, que entonces se
convierte en básico para la vida del hombre o mujer en el Purgatorio y en el
primer Cielo. La lenta retirada de los átomos, que nosotros llamamos “la
grabación de los átomos simiente,” es el proceso normal de la muerte. Con la
retirada completada, llega el momento de la transición. El tiempo requerido para
esa separación depende mucho de las fuerzas electromagnéticas almacenadas en
los campos de fuerza etéricos. Cuando éstas han recorrido su curso y los tres
átomos simiente se han separado completamente, el cuerpo etérico suelta su
conexión con el Cordón de Plata. Entonces, cuando el Cordón se rompe, el
Espíritu queda completamente liberado.
Consecuentemente, en cuanto a las seis preguntas frecuentes sobre la
muerte quisiera referirme ahora a la de “¿Sufre el moribundo?” Terminaré parte
de esta conferencia diciendo que todo cambio en la naturaleza es hermosa muerte
física, sin excepción. El cambio de la muerte es, simplemente, la liberación de la
forma del Espíritu, del cuerpo físico, compuesto de una cubierta de carne, y es
completamente natural y sin dolor.
 
* * *

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



 
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