CUANDO ODIAMOS, DAMOS PODER
En la actualidad quien más quien menos, todos vivimos preocupados,
tensos y nerviosos. Eso impide conectarnos con las cosas lindas
de la vida. Si nos sentimos angustiados y acosados por las responsabilidades,
es imposible hacer frente al mundo de la realidad. Muchas veces
la angustia o el temor que nos provoca el mañana hace que con
frecuencia nos quejemos de dolor de cabeza o de fatiga crónica.
Lo más importante en estos casos es asumir una actitud positiva.
Esto significa asumir los problemas y tomar con calma las medidas
para solucionarlos. Un hombre, por ejemplo, puede ocuparse de sus
problemas graves y, sin embargo, ir con la cabeza en alto y una flor en
el ojal. Sin duda nuestra paz interior y nuestra alegría dependen, no de
dónde estamos, qué tenemos o qué somos, sino únicamente de nuestra
actitud mental.
¿Es sencillo cambiar instantáneamente nuestras emociones con
sólo decidir hacerlo?
Sí, porque al cambiar nuestra acción, se modifican mecánicamente
nuestros sentimientos. Por que las emociones de la preocupación,
el miedo, el odio, la envidia son tan violentas que tienden a expulsar
de nuestros espíritus todos los pensamientos y emociones pacíficos
y felices. El remedio contra la preocupación es ocupar el tiempo
en la realización de algo constructivo.