". La humildad y el olvido de sí mismo son las palabras de pase para la
consecución más elevada. Es aquél que se anula el que lo alcanza todo.
Cristo conocía el elevado destino que aguardaba a Pedro, cuando su orgullo e
impetuosidad fueran reemplazados por una serena humildad. Consecuentemente,
Pedro se convirtió en la figura central de la escena del lavatorio con la cual se da, a
todos los discípulos de todos los tiempos, la suprema lección, objetiva, de la
humildad, como requisito previo para la consecución espiritual.
Debido a la vieja costumbre de lavar los pies a los pobres en este día, en
cumplimiento del "nuevo mandamiento", la iglesia lo denominó Jueves del Mandato,
término derivado del latín "mandatum", que significa "mandamiento