Es muy posible que cuando cualquier persona de nuestro tiempo se ponga a razonar
sobre quiénes somos se haga un poco de lío y termine po rno tenerlo nada claro
salvo que esté un poco más avanzado que el común de la humanidad y venga en
su auxilio la intuición y el conocimiento oculto. Y es que, si es algo complicado
de entender el hecho de tener varios cuerpos más además del cuerpo físico, más
lo es si queremos comprender el papel de la mente en nuestras vidas. Es fácil
comprender que nosotros no somos el cuerpo físico por las siguientes
siguientes razones, entre otras:
1º.- El cuerpo está formado por la combinación de toda una serie de átomos –compuestos
por protones, neutrones y electrones y éstos a su vez de otras partículas subatómicas– de
la Tabla Periódica que, según sea su combinación, forman determinada clase de
materia; por tanto el cuerpo es como cualquier otra forma física que ni siente ni piensa.
2º.- El cerebro, siendo físico como es, no piensa por sí mismo sino que es el
instrumento o medio necesario para que la mente obtenga conocimiento y pueda
expresarse en las diferentes maneras en que el hombre se expresa. Esto está
científicamente comprobado porque el cerebro se transforma
gracias a la actividad de la mente.
3º.- Al igual que la mente no tiene forma ni está compuesta de materia física –es
invisible a los sentidos– la voluntad también lo es y domina a la mente
de igual forma que ésta domina los deseos y sentimientos; por tanto la
voluntad del Yo soy está por encima de la mente.
Así es que podríamos comenzar por decir que:
1º.- Somos un cuerpo físico que tiene una vida y unos sentidos, gracias
a los cuales el Yo evoluciona a través de las experiencias.
2º.- Tenemos un segundo cuerpo –cuerpo emocional o de deseos– que
es el medio necesario para “actuar” gracias a los
deseos y sentimientos que nos impulsan.
3º.- Tenemos una mente –cuerpo mental– para razonar y no dejarnos
dominar por cualquier deseo o emoción.
4º.- Nosotros, como un Yo o Ego, estamos representados ante y
por encima de esa mente, como voluntad, conciencia e intuición.
Esto es un poco difícil de entender para aquel que no está familiarizado con
las enseñanzas esotéricas, sin embargo podrán comprenderlo mejor si imagina
cada cuerpo compuesto de materia más sutil y compenetrando –ocupando el
mismo espacio– al inferior. Es decir, lo mismo que cierta clase de energía –como
está demostrado– puede atravesar la materia física, así estos cuerpos –la vida,
los deseos y la mente– están ocupando e interactuando sobre el cuerpo físico
gracias a las conexiones que hay entre ellos. Por poner otro ejemplo diremos
que, al igual que en una célula hay moléculas, átomos, protones, neutrones,
electrones y quarks –y otras que se están descubriendo– compenetrándose
mutuamente y formando y dando vida a la célula; así nuestro cuerpo tal y como
le vemos, es la expresión física de los mencionados cuerpos. Por otro lado, hay
que decir que lo mismo que las partículas subatómicas que conforman una célula
y la célula misma pueden formar parte de infinidad de formas físicas; así mismo la
materia de nuestros cuerpos invisibles ha formado y formará parte de infinidad de
cuerpos de expresión de otros yoes. Esto significa que toda partícula, así como
toda vida, está evolucionando y la célula que hoy está en un cuerpo mañana puede
estar en otro de mayor evolución y que la materia de deseos o mental que yo estoy
utilizando en esta vida, cuando mi cuerpo muera podrá forma parte de otros cuerpos
de deseos y mentales de otro ser de similar evolución o superior a la mía.
El ser humano tiene que:
1º.- Espiritualizar el carácter, lo que significa que debe purificar sus deseos,
sentimientos y pensamientos para que sus expresiones físicas sean correctas
2º.- Seguir el Sendero de Perfección que le llevará a desarrollar los poderes
de su verdadero Ser o Espíritu 3º.- Transformar su personalidad para uso
directo del verdadero Yo, quedando como expresión, única y
exclusivamente la voluntad espiritual.
Por tanto, cada vez que renace bajo la dirección de la Ley de Consecuencia –bajo
las condiciones y como karma de hechos pasados– toma prestada la materia que
necesita para formar sus cuerpos hasta que, tras el estado post-morten, queda
purificada de las impurezas de esa vida y lista para uso de otros yoes. Al desechar
en cada vida los cuerpos, la materia que los componen vuelve al mundo al que
corresponden y el Yo se queda “desnudo”, y aunque con cierto grado de autoconciencia
y voluntad, se olvida de su vida pasada quedando la quintaesencia de las
experiencias grabadas en la conciencia del Yo superior o Ego. Esto quiere decir que
el ser humano ha evolucionado desde la inconsciencia total como la del mineral
hasta la actual pasando por la del vegetal y la del animal; sin embargo, no
hemos hecho nada más que empezar.
El hombre es un centro de “conciencia” y “voluntad” en este universo como fruto de
su propio desarrollo a través de la materia, pero de aquí hasta el final de su evolución
tiene que expandir su conciencia hasta ser a imagen y semejanza de su creador, por
tanto, en su estructura actual como en cualquier otra futura, siempre llevará consigo
rasgos de lo que ha sido en el pasado. Sus cuerpos son el fruto de todo su pasado
puesto que la Ley de Consecuencia da a cada uno lo que se merece tanto en mal –para
que aprenda y evolucione– como en bien –para mayores oportunidades de
progreso– Por consiguiente, ninguno de nosotros nos conocemos lo suficiente
como para saber quiénes somos pues, en cada vida sólo nos conocemos en la parte
que más necesitamos trabajar y desarrollar, quedando otras latentes para cuando
haya que afrontar otros karmas. Sin embargo, eso no evita que si nos esforzamos lo
suficiente no podamos extraer de nuestro ser y desarrollar otros aspectos y
cualidades que nos hagan progresar más. Eso mismo ocurre respecto a las facultades
mentales inferiores puesto que podemos utilizarlas para nuestro desarrollo siempre y
cuando no nos dominen ellas a nosotros.