Qué cosas merecen nuestra preocupación ?
Hay que aprender a distinguir entre tener y ser. Las personas
que viven constantemente preocupadas están llenas de tener. Me sentiré
contento cuando tenga casa propia. O, si tuviera un jefe que no
fuese tan dictador... si tuviera un título, o más tiempo para mí.
Siempre que pensemos que el problema está allí afuera, el problema
residirá en ese mismo pensamiento. De esta manera otorgamos
a lo que esta ahí afuera el poder de controlarnos. El paradigma
del cambio es entonces de afuera hacia adentro.
Esta idea constituye para muchas personas un cambio dramático
de esquema. Pero la verdad es que todos podemos controlar nuestras
vidas y tratar de influir poderosamente en nuestras circunstancias,
si trabajamos sobre el ser, sobre lo que somos.
Por ejemplo, si alguien tiene un problema en su matrimonio ¿qué
gana mencionando continuamente los pecados del otro? Al decir que
no es responsable, aparece como una víctima impotente, se inmoviliza
en una situación negativa.
¿Qué debe hacer entonces?
Si realmente quiere mejorar la situación, lo único que puede
hacer es trabajar sobre sí mismo. Dejar de poner en orden a su espo
sa y trabajar sobre sus propios defectos. Con suerte, su esposa sentirá
el poder de su ejemplo y responderá con la misma moneda. Pero, lo
haga o no, el modo más positivo en cada uno puede influir sobre una
situación, o tratar de que las preocupaciones no lo agobien, consiste
en trabajar sobre sí mismo, sobre su ser.
Pero al trabajar sobre uno mismo, es inevitable que surja la
preocupación o el lamento por todo lo que hicimos mal.
La cosa más importante de la vida no es capitalizar las ventajas.
Cualquier tonto puede hacer esto. Lo que verdaderamente importa es
beneficiarse con las pérdidas, con los errores cometidos. Esto exige
inteligencia y señala la diferencia entre una persona de juicio y un necio.
¿Y cómo se puede ganar sin pelear? ¿Qué actitud hay que tomar
frente a aquellas personas que nos lastiman, nos hieren o nos
causan algún perjuicio económico?