Dios está dentro de cada uno de nosotros, pero en animación suspendida, esperando a ser encendido. Decir a
alguien que está deprimido: “Dios está dentro de ti” no es suficiente para despertarlos de su abatimiento. Reactivar
la fuerza de Dios de alegría y júbilo que está dentro puede ocurrir únicamente al salir de nuestro confort y al hacer
algo por otros, sin ataduras.