Cuando estamos envueltos en nosotros mismos, estamos ciegos. Es paradójico, pero sólo cuando nos paramos
fuera de nosotros mismos podemos realmente ver. Ver quiénes somos, ver qué necesitamos hacer, ver lo que
realmente está pasando a nuestro alrededor.
Así que si notas que estás comenzando a involucrarte contigo mismo, sal de ti. Entonces podrás ver qué requiere cambios.