El progreso espiritual se adquiere cuando el conocimiento se lleva a la práctica. Podemos
acudir a muchos maestros de esos que dan conferencias, o a esos otros que dicen ser videntes y
contactados de Ángeles y Jerarquías superiores, o incluso tomar como maestros a diferentes
autores porque en sus libros dan las pautas para que creemos un mundo mejor según nuestros
ideales más elevados; pero nada de eso se consigue si no llevamos a la práctica el conocimiento
aprendido. Podemos leer un párrafo de un libro detenidamente, asimilar conscientemente lo que
dice (eso ya es conocimiento) y guardárnoslo como algo muy interesante para llevar a la práctica,
pero si no lo practicamos no comprobaremos sus resultados que servirían de aliciente para
continuar cada día. Además se nos olvidaría, quedando, por tanto, como un conocimiento
olvidado, es decir, una oportunidad de superarnos que se nos ha dado y que hemos desaprovechado.
Estos maestros no pueden hacer nada por nosotros porque están fuera de nosotros, para hacerles
nuestros maestros debemos experimentar internamente lo que dicen y entonces, sus resultados,
serán parte nuestra que nos servirán de guía.