(Madrás, India ‑1986)
“¡Supongo que tenemos que hablar!”
“Participarán ustedes amablemente, si quieren, (no que vayan a pensar
en esto), sino que participen, que par‑ti‑ci‑pen”.
Esto dijo Jiddu Krishnamurti,para comenzar su última charla pública, unos
dos meses antes de su muerte, mientras la brisa lo despeinaba.
Los cantos de los innumerables pájaros de
Madrás acompañaban sus palabras:
“¿A dónde vamos?” ... “¿Se preguntarán ustedes a dónde vamos, más allá de lo
que los pobres libros nos puedan decir (y por más sagrados que sean)?”
Se preguntó si es que hay algo más en la vida que no sea “hacer
dinero e impresionar a los demás”.
Se preguntó si es posible vivir en este mundo,tal cual es,sin volverse cínico.
Se preguntó si hay diferencia entre el cerebro y la mente.
Dijo que el cerebro no puede comunicarse con la mente,
pero ésta sí con el cerebro.
Krishnamurti comparó el cerebro con la computadora, que no sólo es resultado
de un programa, sino que puede crear programas semejantes.
“¿Y qué son ustedes, señores?” ‑dijo‑
Declaró que estamos todos encajonados en esa
maquinaria cerebral que crea los programas de
ser ruso, americano, católico, protestante, musulmán, judío, etc.
Declaró que la invención no es la creación.
Tuve uno de mis encuentros con David Bohm en 1987 para comentar esto,
en Ojai, California y vimos juntos que el proceso
genético que genera la forma del organismo (y el cerebro) está dentro
de la creación simultánea (holokinesis).
Luego el cerebro va conociendo, programando, inventando, conociendo más,
memorizando y en base a este movimiento
mnemónico opera y predice. Este "movimiento Mnemónico" está
dentro de la creación, esa "holokinesis" que definió
David Bohm y que es el campo unificado de información
que abarca todo el Universo.
Originalmente la meditación era el silencio del cerebro con el que se
establecía contacto con la holokinesis (la creación).
Actualmente sólo existen "técnicas de meditación" que son sólo programas
creados por el cerebro. Esas técnicas son
sólo invenciones de la memoria y del conocimiento con el alegado objetivo
de tratar de liberarnos del pensamiento.
Se preguntó Krishnamurti: “ Hay una percepción sin medida, sin
comparación, sin recompensa y sin castigo?”
“Hay una meditación que no tiene nada que ver con el esfuerzo ni con la
voluntad”. "Esta meditación no es autoengaño
programado ni autohipnosis”. “Es el absoluto
silencio”. “Sin querer alcanzar nada”.
“Si yo describiera esa meditación, mi descripción no sería
esa meditación”. “Abarca un espacio infinito”.
“Señores, ¿está vuestro cerebro alguna vez tranquilo y en silencio?”
“¡Pero no tranquilo a base de drogas, de alcohol o de creencias!”
“Ese silencio puede hacer contacto con la creaciónen en
este mismo instante, ya mismo,
con la vida que está emergiendo ahora mismo con la creación.”
“El deseo de ese silencio es otro invento de ese mecanismo que es el cerebro.”
Se interrumpió Krishnamurti: “¡Esto es demasiado serio
para que ustedes jueguen con esto!”
“¿Cual es la creación de la que surge el pájaro, ese pájaro
que el cerebro no puede inventar?”
“La creación es lo más sagrado de la vida y está en absoluto silencio. Si
usted hizo un desastre de su propia vida, cámbiela hoy y no mañana”.
“Si su vida no está bien en orden no es posible entrar al mundo de la creación”.
Y esas fueron las últimas palabras que Krishnamurti pronunció en público
Krishnamurti