Está claro, pues, que si queremos eliminar los obstáculos que impiden el desarrollo
del Amor en nosotros tenemos que aprender a mirar en nuestro interior. No deberíamos
preguntarnos ¿qué le pasa a este individuo que se comporta así? sino ¿qué me pasa
que estoy tan enfadado? Si cuando nos ocurre esto nos observáramos no necesitaríamos
preguntarnos nada porque descubriríamos que el enfado que hace que actuemos
contra el Amor está en nosotros. Si, al contrario, vamos por la vida con simpatía,
siendo generosos, fraternales, compasivos y serviciales, estaremos colaborando para
que el Amor se desarrolle en nosotros y en el mundo.