Cada mañana, al despertarte, ¿acaso eres inmediatamente consciente de lo privilegiados que eres? Tienes brazos, piernas, manos, una boca, orejas, ojos… Supón que una mañana al despertarte constatas que ya no puedes ver, ni oír, ni mover un miembro… Esto puede pasar (y también puede suceder que ¡no despiertes!)… Pero cada mañana te despiertas con todas tus facultades, y no eres ni consciente ni agradecido. Tienes tesoros, tienes posibilidades extraordinarias, y porque te falta algún dinero o porque no has podido conseguir los éxitos esperados, estas siempre ahí quejándote, rebelándote y sintiéndote desgraciado. Reflexiona un poco y medirás esta ingratitud, esta falta de inteligencia. Aprende a dar gracias cada día. Desde la mañana, cuando te despiertas y constatas de que estás ahí, intacto, con todas tus facultades, preparado para comenzar un nuevo día, agradece, y te sentirás felíz."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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