Jesús decía: «Si el dueño de la casa supiera a qué hora va a
llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes
de
su casa.» Este versículo nos habla de una de las más grandes
cualidades que el hombre puede adquirir: la vigilancia. Ya que no
sabemos a qué hora el ladrón vendrá (y el ladrón representa
todas las circunstancias que nos amenazan de perder interiormente
algo precioso), no debemos nunca relajar nuestra atención.
Así, os diré que no es tanto la inteligencia, o la bondad, o la
dedicación que un Maestro espiritual tiene en cuenta en aquel
que desea convertirse en su discípulo, sino la vigilancia. Ya
que
si está atento, evitará los peligros que marcarán su
camino. Mientras que la falta de vigilancia puede hacerle perder,
poco a poco, lo que ha adquirido a base de muchos esfuerzos."
Omraam Mikhaël Aïvanhov