Que palabra: soledad.
De que color la pintarķas si tuvieras que
ponerle un color? Creo que no la pintarķa.
No me atreverķa a entristecer tanto un color ,a
quitarle hasta el ultimo aliento de su energķa vital.
La soledad es un buitre que vuela en cķrculos sobre nuestra
cabeza. Alto. Lejos. Al principio no la vemos..
Mientras estamos en movimiento, no se atreve a acercarse, pero en cuanto
bajamos los brazos y nos quedamos quietos un instante...zas! ..,baja en picada,
arremete contra nuestros pensamientos, los picotea, los arranca, los tira a un costado...
Y quien querrį acercarse a nosotros, en medio de un basural de preguntas
rotas, de palabras asfixiadas, de recuerdos gravemente heridos?
La soledad es engańosa.
Parece, cuando no la conocemos bien, un paraķso de tranquilos aires, un
sereno lugar en el que podemos reposar dejando de lado la mochila de las ansiedades y el cansancio...
Ah...que apacible silencio...
Ah...que oportunidad especial para poner en orden las ideas. Para
esclarecernos. Para bucear en nuestro interior buscando el alma...
Pero no...
Es una trampa.
La noche ocupa todo; borra los rosales, mata los pįjaros perdidos;
se mete en las pupilas hasta dejarnos ciegos; se mete en los resquicios
de imįgenes y voces. No nos deja nada. Ni sueńos. Ni fuerzas. Ni ganas.
La garganta no quiere dar el grito para pedir ayuda.
Los brazos no se despegan del cuerpo, laxos...
La soledad nos saca las caricias de las manos. Nos deja poco aire, para
que aparezca esa sensación de opresión en el pecho.
En un primer momento...hasta parece cómoda. Que cómodo estar solos. Que
cómodo no tener que dar cuenta de nuestros actos. Que cómodo no tener
que compartir, ni pedir, ni tener en cuenta a alguien mas. Que
cómodo no preguntar y que no nos pregunten.
No tener horarios. No tener que acordarse si le gusta o no le gusta...
Nos parece que la soledad es sinónimo de libertad.
Hasta que tratamos de prender la luz, y no hay luz. Encender un fósforo, y no prende...
Esperamos la llegada de la mańana, pero pasan las horas y las horas...y
la mańana no llega. La mańana es un resplandor allį, mas
allį, mucho mas allį...apenas se vislumbra...algo
levemente mas claro que la noche interminable.
La soledad nos ha atrapado.
Creķmos en sus mentiras.
Nos metimos en su jardķn invisible.
Nadie nos oye. Nadie nos ve.
Es tan fįcil para los otros no oķrnos, no vernos!
Es tan fįcil para los demįs darnos por desaparecidos, tachar nuestros
nombres de sus agendas, sacarnos de la lista de invitados, correr la
silla para estar mas cómodos ocupando un pedazo de nuestro lugar...
Vamos.
No te resignes.
No te duermas.
No cedas tu espacio.
La soledad no es invencible, es maligna y frįgil, la luz le causa espanto y
se vuelve cenizas cuando la otra mano se aferra a tu mano,
ese relįmpago de calor la mata Vamos. Muévete.
Hay que correr y transportar la puerta, entrar, decir: ya llegué!!...
Y alguien caminara hacia vos, te extenderį los brazos, te refugiara
en ellos y empezaras a hablar de cualquier cosa, hablar, hablar, barrer los
silencios, tomar lo que te dan, darte y haber aprendido que vivir es una batalla contra la soledad.
Y podemos vencerla.
Porque, aunque nadie responda cuando decimos "ya llegue"...
podemos inventarnos una respuesta, traerla del pasado...
O empezar a buscarla..
POLDY BIRD