Sin importar dónde estamos o qué estamos haciendo,
representamos algo más grande que a nosotros mismos.
En el trabajo o en nuestro tiempo libre, no podemos olvidar que hay
una esencia que las personas perciben de nosotros. Muchos
estudiantes de Kabbalah me cuentan que esto funciona a su favor,
pero también algunas veces va en su contra. Les funciona cuando sus
amigos, familia y compañeros de trabajo les preguntan en qué andan,
por qué parecen estar tan felices últimamente; contentos; realizados. Estos
estudiantes entienden entonces que la mejor forma de inspirar a
alguien a iniciar un camino espiritual es mostrándoles cómo
caminarlo, por medio del ejemplo.
Pero esto es una espada de doble filo. Cuando nos disgustamos, nos
volvemos reactivos o defensivos, la gente me cuenta que sus amigos,
su familia y sus compañeros de trabajo les preguntan: "¿Es esto lo que
te enseñan en la Kabbalah?", o les dicen: "No estás siendo
muy espiritual ahora mismo".
Debemos saber que somos embajadores. Ya sea el Hilo Rojo lo que te delata, o
ser conocido en tus círculos privados como una persona que tiene respuestas y
es conocedora de una sabiduría más elevada, siempre serás el centro de
atención. Siempre hay alguien vigilando, y desafortunadamente, juzgándonos
al resto según tú te comportes, aun cuando pienses que no hay nadie mirando.
Pero el lado positivo de todo esto es que llegamos a todos los lugares.
Podemos, y lo hacemos, representar el linaje de la Kabbalah, a los
kabbalistas de la antigüedad, para bien o para mal. Somos mensajeros
de la sabiduría de los kabbalistas hagamos lo que hagamos, ya sea que
estemos en el cine, o en una meditación profunda, o batallando con un
vendedor enojado. Como embajadores de esta sabiduría, la representamos
y debemos actuar consecuentemente.
Esta semana, te animo a que asumas esta responsabilidad profundamente.
Date cuenta de cómo te ven los demás y cómo, con un pequeño cambio,
puedes dar un giro a una situación e inspirar a otros a seguir tu ejemplo. No
bajes tu guardia. El mundo nos siente a nosotros y a lo que estamos ejemplificando.
Me encantaría escuchar sus historias y experiencias; así que, por favor, no
dejen de enviarme correos electrónicos.