Cuando cortas una flor para tenerla, empiezas a perderla, porque se
marchitará en tus manos y no se hará semilla para otras primaveras.
Cuando aprisionas un pájaro para tenerlo, empiezas a perderlo, porque
no cantará para ti en el bosque, y no sembrará pájaros en su nido.
Cuando no arriesgas tu libertad para tenerla, empiezas a perderla,
porque la libertad que tienes se comprueba cuando te juegas optando
y decidiendo. Cuando no dejas partir a tu hijo para tenerlo, empiezas
a perderlo, porque nunca lo verás volver a ti libre y maduro.
Aprende en el camino de la vida la paradójica lección de la
experiencia: siempre ganas lo que dejas y pierdes lo que retienes.
"René Trossero "