A menudo pensamos que comprometernos es una decisión. Tenemos un momento de
claridad, y decidimos que vale la pena.
Para la mayoría de nosotros, elegir un camino espiritual es la decisión más importante
de nuestras vidas. Lo que a veces no entendemos es que no es una elección. Es un
compromiso, y un compromiso es continuo, debe hacerse y renovarse cada día.
Si decides correr un maratón, no estás sólo escogiendo estar presente el día del evento.
Estás escogiendo un camino, y eso significa acondicionerse cada día. Si haces omisión
de una semana de entrenamiento, puede ser que no llegues al día del maratón.
Estar comprometidos en un camino espiritual significa que a veces estaremos solos.
Podemos sentirnos como una oveja negra. Otras veces, habrá personas que
quieran que fracasemos. O al menos, cuando tengamos éxito, sus inseguridades
serán despertadas y no se alegrarán por nuestro éxito.
Y de algo podemos estar seguros: se nos pondrá a prueba. No sobre nuestra
decisión, sino sobre nuestro compromiso.
A veces miro a mi padre como un ejemplo. El Rav ha estado enseñando Kabbalah
en una forma u otra desde 1963. Por 47 años ha hecho lo mismo. Tienes que tener
ayuda de arriba para poder hacer eso. Tienes que asumir que el Creador tiene un plan.
Leí esta semana que cuando Winston Churchill llegó al poder en Gran Bretaña en un
momento en el que su país se preparaba para rendirse ante las fuerzas alemanas, le dijo
a su país que si resistían y triunfaban, esto sería recordado como su mejor momento,
pero si no era así, se sumergirían a sí mismos y al resto del mundo de regreso en la
edad oscura. Winston Churchill se negó a rendirse. Pero, lo que es más importante,
le explicó a su país el precio que tendrían que pagar. Y debido a que Gran Bretaña
conocía el costo, valía la pena luchar por ello.
Así que antes de tomar nuestras decisiones y comprometernos, debemos saber
el costo que traen consigo. Y debemos estar de acuerdo con el precio.
Cuando tienes un compromiso sobre el cual decidir, visualízalo en tu mente. Observa
las retribuciones potenciales y evalúa si sigue valiendo la pena. Rav Shimón bar
Yojái sabía que tendría que estar en una cueva durante 13 años si quería revelar el
Zóhar al mundo. Los kabbalistas sabían el precio que debían pagar por hacer
su trabajo en el mundo e igualmente lo hicieron.
¿Cuántos kabbalistas potenciales iniciaron el camino y no lo acabaron? ¿No pudieron
pagar el precio? ¿No pudieron vencer sus dudas? ¿No pudieron comprometerse?
No siempre disfrutarás de lo que haces, pero eso forma parte del precio por alcanzar
tu meta. Aunque recién inicies este camino, estés en el nivel que estés, hay un
nivel correspondiente de pruebas, de dudas, de resistencia.
Así que esta semana te recomiendo que empieces a escribir cada vez que ayudas
a una persona, para que cuando pierdas de vista tu propósito en este camino,
recuerdes que estás aquí para algo más grande.