Hoy podríamos preguntarnos cuál es nuestra actitud ante la vida. Quizás es
el momento de empezar a modificar todo aquello que no nos permite avanzar o
que pone freno a nuestras ilusiones.
A veces somos tercos y ni siquiera intentamos cambiar un poco y al pasar los
años, cuando ya estamos cerca del final mirando hacia atrás nos decimos:
- Si hubiera hecho... Si en aquel momento... Si se me hubiera ocurrido...
Nuestra actitud ante la vida es la que encierra la respuesta a muchos de
nuestros interrogantes, solo que a veces no vemos nada, o creemos ser
fantásticos y preferimos convencernos y culpar al entorno de todo cuanto nos
sucede.
Todos vivimos inmersos en nuestro entorno y en nuestra circunstancia...
Entorno y circunstancia que la mayoría de las veces son difíciles o imposibles
de modificar, de modo que, en cierta medida, somos un poco esclavos de ellos.
Pero lo que si podemos modificar es nuestra actitud ante esos factores...
Podemos dejar que nos abatan y nos dominen... O podemos triunfar ante ellos.
Esos que triunfan, esos que pese a todo lo que se les pone a su paso, logran
beber la vida como viene, sin tribulaciones, esos que logran atrapar entre
sus manos lo que verdaderamente tiene sentido y dejan de lado todo lo
superfluo, esos habrán dado con la clave... Y serán los poseedores de la
felicidad.