En el Centro de Kabbalah generalmente hablamos sobre la idea de que cuando escogemos el placer
temporal, retrasamos la realización duradera, pero si estamos dispuestos a atravesar la incomodidad
temporal tenemos oportunidad de acceder a este tipo de realización. Mientras más incómodo sea lo
que hacemos en nuestro trabajo espiritual, mayor será la revelación de Luz y bendiciones que obtendremos.
Muchas veces, empero, cuando se trata de áreas de nuestras vidas en las que estamos atascados,
podemos pensar: “¿Cuándo será suficiente? ¡Me he estado sintiendo incómodo por años! ¿Cuándo
viene la Luz?
El secreto es que tenemos una opción: podemos atravesar la incomodidad de mala gana, o podemos
abrazarla con felicidad. La felicidad se encuentra en la certeza de que cualquier dolor, incomodidad o
desafío es una oportunidad para revelar Luz.
Si permanecemos amargados por lo que sea que tengamos que atravesar, no hay forma de que
conectemos con la Luz en esa situación. Por otro lado, si lo vemos como verdaderamente es:
una forma de acercarnos a la Luz, comenzamos a acceder a las lecciones que las circunstancias
tienen para enseñarnos.
Lo que enseñamos en el Centro es cómo bailar despacio en el ojo de un huracán.
La Luz siempre está allí. Sólo tenemos que elegir lo que nos conecta a ella.