Como ser humano, lo más probable es que
hayas tenido tu parte de sufrimiento.
Quizá tengas cicatrices emocionales de heridas
pasadas, o sientas que te estás
perdiendo algo en la vida, o pienses que
has sido tratado injustamente.
A pesar de los traumas pasados, todos
tenemos momentos en los
que nos olvidamos del dolor y nos sentimos:
Esperanzados.
Felices.
Llenos.
Esta semana todo es sobre estos sentimientos
positivos. Y esta semana, te encargo
que los inspires a los demás. Antiguamente,
ése era el propósito de visitar
al Kabbalista de la localidad. Las personas
buscaban soluciones, paz y orientación.
Después de hablar sobre sus problemas, a
menudo se daban cuenta de que
los problemas desaparecían. O al menos se habían reducido
considerablemente. En definitiva, el vacío se había disipado.
Puedes haber experimentado lo mismo
cuando hablas con tu maestro, o
con un buen amigo. Puedes también haber sido
quien ha ayudado a los demás
a enfocarse en la Luz (durante un minuto,
o una hora) cuando acudieron
a ti con problemas y tú les escuchaste.
El inconveniente es que nadie puede levantar
la cortina de oscuridad estando
solo. Cuando estamos solos, es todo lo que
vemos. Necesitamos un segundo
par de ojos para que nos muestre la Luz. Mañana
puedo ser yo la persona que
ayude a otra a eliminar la cortina, pero ayer
necesitaba ayuda para levantar la mía.
Una vez que vislumbramos la Luz por un
momento, a partir de entonces
nos es más fácil ver más allá de
la oscuridad. Hay infinitas
oportunidades de agarrarnos a esta esperanza.
Esta semana, pide al universo que te envíe
personas que necesitan Luz.
Ayuda a alguien más a levantar la cortina. Y está dispuesto a
que otra persona te ayude a levantar la tuya.
Estoy deseoso de escuchar sus historias.
¡Esperen una semana más luminosa!