Hay momentos en los que estamos muy entusiasmados con nuestros estudios
y nuestro crecimiento; sin embargo, cuando intentamos inspirar a los demás,
nuestras palabras caen en oídos sordos. ¿Te ha pasado alguna vez?
No te rindas. Quizá puedas hacer un acercamiento diferente. O no intentar forzar
las cosas. O enseñar en lugar de predicar. Pero sigue intentándolo.
Es fácil desistir de dar a los demás. Los amigos no escuchan, las personas no
agradecen y parece que nada cambia. Pero los Kabbalistas explican que
la razón por la que el mundo se ve como se ve es precisamente porque demasiados
de nosotros se rinden. Nuestros dones se quedan sin ser entregados.
El Zóhar lo expresa así: ¡el bien es débil! No hay escasez de bondad en este mundo,
sino que no hay suficientes de nosotros que la practiquen. En un nivel práctico,
podemos actuar sobre esta idea ayudando a las personas en nuestra vida aún
cuando queramos rendirnos. Cuando tenemos a alguien en nuestra vida que
ha tomado el camino equivocado (y creo que esto es aplicable a todos nosotros),
podemos permanecer a su lado cuando todos los demás se dirigen hacia
la puerta (y, en algunos casos, hacia la ventana).
Tenemos que seguir trabajando con ellos, reorientarlos en una dirección más sana.
Aunque parece que no escuchan y que estamos
perdiendo el tiempo, no lo estamos
perdiendo. Una vez le pregunté a mi padre cómo evitaba sentir amargura cuando
alguien en quien había invertido mucho tiempo y
esfuerzo le había dado la espalda.
Él me miró y me dijo: "Esto es algo que debes recordar toda tu vida:
Una buena acción nunca es en vano".
Espiritualmente, el comportamiento proactivo crea una abertura en el cosmos.
Aunque tus esfuerzos no afecten directamente a la persona con la que intentas
compartir (porque él o ella no tiene la vasija para esa energía), al final del día
otra persona que está en el mismo nivel de esa persona aparecerá y será capaz
de manejar la energía y ascender desde ahí. Cuando se trate de estar ahí para
el sufrimiento de los amigos y del mundo, espero que todos recordemos
el tema de esta semana. Es fácil desanimarse, pero necesitamos ser fuertes
acerca de nuestros actos incondicionales de compartir. No solo creará esto
ángeles fuertes, sino que infundirá en el mundo la misericordia necesaria
para inclinar la balanza hacia la Luz y la positividad.
Es muy fácil para nosotros sentarnos y observar cómo la vida pasa. Pero
aquellos de ustedes que están leyendo estas palabras y realizando un viaje
espiritual ya saben que tenemos que salir de nuestro encajonamiento y
compartir en formas que no pensamos posibles. Tenemos que empujarnos
a nosotros mismos para ser incondicionales cuando todo lo que
queramos hacer es pensar en nosotros mismos.
Cuanto más lo hacemos, más nos permitimos a nosotros mismos y al
resto del mundo recibir la Luz que todas nuestras almas anhelan.
¿Por qué conformarnos con lo cómodo cuando podemos tenerlo todo?