Que te vea venir, Señor pese a los acontecimientos que, en el mundo, son presagio de destrucción y desolación aún a sabiendas de que, Tú siempre apareces sin demasiado ruido y con el cortejo de la humildad.
Que te vea venir, Señor porque, a veces siento, que mis ojos buscan lo efímero, que mis manos acarician el gusto por las cosas, que mis pies, prefieren los caminos fáciles.
Que te vea venir, Señor porque, muchas veces, estoy dormido y siento el cansancio de la espera. Me pregunto si, tu venida, ya nunca ocurrirá. Miro al mundo, y me asusto de lo que acontece en él.
Que te vea venir, Señor. Necesito un soplo de tu presencia. La esperanza de tu Palabra. La seguridad de tus promesas. La justicia, frente a tanta mediocridad.
Tu verdad, ante tanta mentira. Tu nacimiento, ante tanta muerte.
Que te vea venir, Señor y sólo así, mi Señor la angustia se convertirá en paz, la tristeza en alegría o, el llanto, en gozo por tu venida al mundo.