Transitamos el tiempo de la espera. Esperamos a Jesús…
Vivimos en un mundo en el que la gente se angustia por muchas cosas y anda desalentada, a los tumbos, viviendo sin vivir, arruinando su vida con distintos tipos de “tóxicos” para saturar los sentidos y acallar la mente; y así intentar olvidar las preocupaciones cotidianas por el dinero, por las cosas materiales, por la moda, por la sensualidad desenfrenada.
Es tiempo de reaccionar, de despegarnos del mundo material y mirar el horizonte con fe renovada en el que va a venir…
Estemos atentos. Dios está cerca. Dejemos de lado lo vano, lo estéril, lo material, la carne que corrompe y se corrompe. Exaltemos el espíritu en constante oración esperanzada para tener más fuerzas en la espera anhelada de Jesús…