Contrariamente a una opinión generalizada, el trabajo espiritual
necesita pocos conocimientos, pero con la condición, por
supuesto, que conlleven lo esencial y que se esté decidido a
trabajar. Cada verdad es como una semilla, que se siembra y, a
partir de esta semilla comenzará a crecer todo un árbol. He
aquí el verdadero saber, y aquél que posee este saber nunca se
siente solo ni abandonado, y
cualesquiera que sean las
dificultades, encuentra una salida.
¿Quieres que cada día tu vida sea más rica y más bella?
Bendice todas las criaturas que encuentres, todos los objetos
que tocas. Da gracias al Señor por todo lo
que recibes,
tanto las alegrías como las penas, y consagrale cada una de
tus actividades. Todos los libros de todas las bibliotecas
de la tierra nunca substituirán estas tres prácticas: bendecir,
agradecer y consagrar. Haz de ellas una norma para toda tu
existencia. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov