No guardes rencores dentro de tu corazón. Sé libre de todo esto. Constantemente, experimentas esto como una sanación del espíritu.
Sanar es reconciliarse con el pasado que no viviste, o el que te dejó huellas a veces difíciles de limpiar. Pero no es forzarte a olvidar algo. El olvido es natural en el ser humano, ya que a cada instante, hay más retos que en el momento anterior. En la medida que olvides, podrás sentir el presente actual como un verdadero presente para el ser.
Permítete ser feliz, pero de manera tal que nada ni nadie sea capaz de nublar ese bello sentimiento que Dios ha sembrado en nuestros corazones y que el amor y la amistad han fortalecido. Y es mi deseo: que Él nos ayude a que sólo esos momentos de felicidad sean los que nos acompañen ahora y siempre.
La felicidad no está en los años, meses, o semanas, ni siquiera en los días. Sólo se la puede encontrar en cada momento.
Hoy es el mañana de ayer…