Recordemos que nada grande puede ser poseído en la tierra a menos que los hombres se posean a sí mismos, para los cuales el beneficio de todas las cosas terrenas han sido creadas, y lo que es más, debes recordar que los hombres solo pueden ser atraídos por la naturaleza humana, cuidado con despreciarla, quizás creyendo que la naturaleza humana ha nacido en esta tierra, porque la humana naturaleza es una ninfa con un cuerpo esplendoroso, nació de origen celeste y ha sido amada por encima de todo por el Dios Eterno, porque verdaderamente su alma y su espíritu son amor, son el amor y el amado. Sus ojos son majestad y magnanimidad, sus manos liberalidad y grandeza en la acción, sus pies la dulzura y el recato y finalmente todo es autocontrol, integridad, valor y brillo.
En resumen, el camino de la liberación consiste en abandonar todo lo falso que hay en nosotros mismos, para que sin este impedimento puedan brillar nuestras verdaderas cualidades naturales, en forma de consciencia, conocimiento y felicidad.
El problema es que no queremos soltar todo aquello que nos ata, nuestros hábitos, nuestras ideas, nuestras opiniones, nuestros miedos y nuestros deseos. Y con toda esa carga, no hay forma de salir de la prisión que nos hemos construido, pues en realidad todo ese botín que hemos acumulado son los propios barrotes de nuestra prisión. ¡Si abandonamos saco con nuestro botín, los barrotes y los muros quedan también atrás, y somos libres!