La gran tarea de observarse es una bendición, si bien a veces dolorosa al principio, luego se vuelve tan agradable y necesaria como el aire para respirar. Será necesario atravesar las grandes verdades espirituales, las grandes verdades emocionales y las grandes verdades mentales, para llegar al mundo físico donde solo se está manifestando lo que sucede en nuestros cuerpos energéticos.
Esto requiere tanta paciencia y tanto amor por uno mismo, que a veces creemos estar en una travesía titánica que solo podría realizar algún ser con poderes especiales y divinos. Sin embargo, todos y cada uno de nosotros se encuentra perfectamente capacitado para llevarla a cabo.
Lo más complicado de esto, puede ser iniciar la búsqueda en el interior que nosotros mismos fuimos creando con la aceptación de nuestra realidad, con las experiencias de vida, con las ideas de la conciencia colectiva y que dejamos entrar sin haber podido filtrar. Permitimos entrar mucha información y muchas emociones que no corresponden a nuestra condición de seres divinos eternos y no nos damos cuenta de ello porque no hemos tenido las referencias de la verdad. Encontrar esto y revertirlo a veces es realmente una hazaña, pero es absolutamente posible.