La mujer es la socia del hombre a igual nivel en la reproducción de la raza, por lo tanto es igualmente importante en el desarrollo de la evolución en la medida que sus derechos sean respetados.
Libro de Urantia. Pág.938
La Asamblea General de las Naciones Unidas, compuesta por delegados de todos los Estados Miembros, celebra hoy el Día Internacional de la Mujer para destacar la importancia que la participación activa y la situación de igualdad de la mujer tienen en la consecución de la paz y el progreso social, y para mostrar su reconocimiento por la contribución de la mujer a la paz y la seguridad internacional. El acuerdo asumido por la Asamblea data de 1911, sin embargo es bien poco lo que se ha conseguido, conscientes de ello el lema para este año está basado en la violencia contra la mujer y dice: "Una promesa es una promesa, es momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra las mujeres."
Está muy bien que haya una reflexión ante el flagelo físico y psicológico que afecta a tantas mujeres, pero nosotras no podemos olvidar que debemos aprender a querernos y valorarnos nosotras mismas, si queremos ser respetadas, porque nadie nos puede herir si nosotras no lo permitimos al primer intento de ser agredida verbal o físicamente.
Se ha perdido demasiado tiempo en una guerra inútil, tratanto de superar al hombre, poniéndonos en su contra y tratando de reemplazar el machismo por el feminismo, ignorando que ambos son completamente aberrantes, porque jamás seremos iguales porque "los derechos de la mujer, no son de ninguna manera los derechos del hombre. La mujer no puede florecer con los derechos del hombre, ni éste puede prosperar con los derechos de la mujer 938 No somos iguales, ni tampoco rivales sino que estamos llamados a complementarnos mutuamente.
Jesús fue el primer gran reformador de la sociedad con respecto a la mujer, al nombrar a 10 mujeres para que trabajaran en la expansión del Reino. " Decisión sorprendente en esa época, considerando que las mujeres no podían ni siquiera ser admitidas al atrio principal de la sinagoga (estando confinadas a la galería de mujeres), que se las reconociera como instructoras autorizadas del nuevo evangelio del reino. El cometido que Jesús dio a estas diez mujeres al seleccionarlas para enseñar el evangelio y ministrar fue la proclamación de la emancipación; lo cual liberó a las mujeres para todos los tiempos; ya no debían los hombres considerar espiritualmente inferiores a las mujeres. Esto produjo una contundente zozobra aun entre los doce apóstoles. A pesar de que muchas veces habían escuchado al Maestro decir que «en el reino del cielo no hay ricos ni pobres, ni libres ni esclavos, ni hombres ni mujeres, todos son igualmente hijos e hijas de Dios», estaban literalmente pasmados cuando él propuso comisionar formalmente a estas diez mujeres como instructoras religiosas y aun permitirles que establecieran su propia organización.1679
Desgraciadamente estas enseñanzas fueron seguidas por muy corto tiempo y se han necesitado siglos para que resurjan esos derechos de igualdad. En las últimas décadas se ha avanzado mucho. En el ámbito mundial, ha aumentado el acceso de la mujer a la educación y se ha incrementado su participación como mano de obra remunerada, y muchos países han adoptado leyes y reglamentos destinados a garantizar la igualdad de oportunidades de la mujer y el respeto de los derechos humanos. El mundo cuenta ahora con un número cada vez mayor de mujeres que participan como dirigentes en la sociedad de su país. Sin embargo, en ningún lugar del mundo puede la mujer afirmar que disfruta de los mismos derechos y oportunidades que el hombre. La mayoría de los 1.300 millones de personas que viven en la extrema pobreza en el mundo son mujeres, en cambio la violencia en el hogar se da en todo los ámbitos sociales, figurando entre las principales causas mundiales de discapacidad y mortandad de las mujeres en edad de procrear y nótese que estamos hablando de países llamados civilizados y modernos.
En la medida que seamos conscientes de estas situaciones y en vez de luchar a gritos por conseguir revertir la situación, aprendamos a valorarnos nosotras mismas para que los otros nos respeten, aprendamos a amar para ser amadas, aprendamos a ser autosuficientes para que no sea la necesidad la que nos ate a un hombre, sino el deseo de compartir lo mejor de nuestra alma con él y con nuestros hijos.
Hay quien dice, que quien educa a un hombre educa a un individuo y que quien educa a una mujer educa a una generación, porque somos las madres quienes les entregamos valores en forma más directa a nuestros hijos. Aún cuando desgraciadamente con la incorporación de la mujer al trabajo laboral hemos ido renunciando en parte a esta tremenda responsablidad y por falta de tiempo entregamos la misión de educar a nuestras nanas o al colegio...con las consecuencias que estamos viendo... debemos hacer un esfuerzo extra para seguir entregándole valores a nuestros hijos.
No desfraudemos a Jesús que desde siempre ha confiado en nosotras y en nuestro poder creador ... podemos cambiar al mundo si realmente nos damos cuenta de quiénes Somos...
yolanda silva solano