"En vano habrás puesto la esperanza en la cruz del Gólgota, si no ha sido
erigida de nuevo dentro de ti mismo".
Igual que los Antiguos, los Grandes Misterios, inaugurados por Cristo, se
dividen en tres etapas o Grados principales.
El Primero es el Rito de la Purificación, relativo a la limpieza de la naturaleza
inferior de la vida sensible. Conduce a lo que, comúnmente, se llama "vivir la vida".
Cada etapa del Sendero lleva consigo una compensación espiritual. La de este Primer
Grado consiste en la facultad de servir como Auxiliar Invisible consciente. Muchas
clases de discípulos que habían alcanzado este Grado, y sus poderes anejos, se
mencionan en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
El Segundo Grado es el Rito de la Iluminación. Mediante él, se ponen en
movimiento ciertas corrientes en los vehículos internos del hombre, que despiertan
las facultades de la clarividencia y la clariaudiencia positivas. Tanto en los
Evangelios como en los Hechos de los Apóstoles se pueden encontrar muchos
ejemplos de tal consecución.
El Tercer Grado es el de Maestro. Su consecución es el Matrimonio Místico
entre la personalidad y el espíritu, que queda entonces consumado. Las fuerzas del
yo personal se han sublimado de tal modo que se ha podido lograr su perfecta unión
con el espíritu interno. Los cielos y la Tierra, al unísono, rinden obediencia al que tal
cosa ha logrado puesto que, en verdad, se ha convertido en Maestro de todo lo que
maneja.
La pista relativa a este Grado está disimulada en el relato de las Bodas de Caná
de Galilea, con el que Juan inicia su Evangelio. Como esta boda pertenece al Tercer
Grado, se dice que tuvieron lugar "el tercer día". La palabra "Caná" significa "sanar"
o "avanzar", y la palabra "Galilea" significa "la blancura de la nieve". Juan empieza
su Evangelio con la fiesta de bodas porque informa a los que pueden discernir su
significado interno, al punto del Sendero al que él mismo había llegado.
Hay "claves" colocadas en los relatos bíblicos de las vidas de los seguidores de
Cristo y que, para los lectores iniciados, indican el Grado específico hasta el que
habían progresado y que, además, sirven para bosquejar el proceso de desarrollo a
los aspirantes esotéricos que intentan tomar el Sendero de la Cruz y seguir el Camino
del Discipulado Cristiano.
La mayor parte de los Evangelios está dedicada al trabajo de los hombres y
mujeres discípulos de Cristo, y al esfuerzo que hicieron para alcanzar la iluminación
en los Misterios Cristianos durante la espiritual Marea Pascual. Esos días han sido
denominados la "Semana Grande", a causa de la inmensa significación de los
acontecimientos a ellos asociados, y también la "Semana Santa", a causa de la
profunda santidad de los Misterios a que se refiere.
La Semana Santa comienza con la Entrada Triunfal en Jerusalén y concluye
con la gloria de la Resurrección, cuando la muerte es, verdaderamente, transformada
en vida. Entre estos dos acontecimientos se encuentran las Estaciones de la Cruz, que
constituyen la Vía Dolorosa o Camino del Dolor. Vienen tras el Domingo de Ramos
y la Pascua. Suceden a los hosannas que acompañan a la Entrada, y preceden a la
Resurrección, en que la conciencia de Cristo, que estaba despertando el Domingo de
Ramos, se eleva a la oleada de gloria de la vida iluminada y resurrecta de la alborada
de Pascua. El ideal, antes entrevisto, se hace realidad.