Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

EL VISLUMBRAR DE LA ERA DE ACUARIO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 NAVIDAD 2.016 
  
 ¿QUE ES LA VERDAD? 
  
 EL EMBLEMA ROSACRUZ & The Rosicrucian Emblem 
  
  
  
 HERMANOS MAYORES 
 THE BROTHERS OF THE ROSE CROSS 
 The Rosicrucian Fellowsihip (CURSOS) 
 MAX HEINDEL 
 NORMAS DEL VISLUMBRAR 
  
 AUGUSTA F. DE HEINDEL 
 CORINNE HELINE 
 ADMINISTRACION 
  
  
  
 BIBLIOTECA ROSACUZ 
 MANLY P. HALL 
  
 PREG Y RESP. R.C. 
 FOLLETOS ROSACRUZ 
 LINKS ROSACRUCES 
  
 ROBERTO RUGGIERO 
  
 FRANCISCO NÁCHER 
 ALEXANDRA B. PORTER , 
 JOSÉ MEJIA .R 
 MARTA BRIGIDA DANEY 
 LIBRO DE URANTIA 
 SALUD Y CURACION 
 CUENTOS PARA NIÑOS 
 EL SITIO DE ACSIVAMA 
  
 NOTAS AL INTERIOR 
 LA BELLEZA DE LA VIDA 
 TUS REFLEXIONES 
 BIBLIOTECA 
 PPS ESOTERICOS 
 MUSICA 
 GRUPOS Y AMIGOS 
  
  
 Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. 
 LA MORADA DE JESÚS 
  
 
 
  Herramientas
 
LIBR. DE URANTIA: El ladrón en la cruz
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: leozarrua  (Mensaje original) Enviado: 29/03/2013 14:17
EL LADRÓN EN LA CRUZ

     Uno de los bandidos vituperó a Jesús diciendo: «Si eres el Hijo de Dios, ¿por qué no te salvas a ti mismo y nos salvas a nosotros?» Pero cuando terminó de reprochar así a Jesús, el otro ladrón, que muchas veces había oído las enseñanzas del Maestro, dijo: «¿Acaso no temes ni siquiera a Dios? ¿No ves que sufrimos con justicia por nuestras acciones, pero este hombre sufre injustamente? Mejor sería que buscásemos el perdón de nuestros pecados y la salvación de nuestra alma». Cuando Jesús oyó al ladrón hablar así, volvió la cara hacia él y sonrió con aprobación. Al ver el malhechor el rostro de Jesús vuelto hacia él, se llenó de valor, ventiló la pobre llamita de fe, y dijo: «Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Entonces Jesús dijo: «De cierto, de cierto hoy te digo que tú algún día estarás conmigo en el Paraíso».

     El Maestro encontró tiempo, en medio de la tortura de la muerte, para escuchar la confesión de fe del bandido creyente. Una vez que este bandido iba en pos de la salvación, él encontró la liberación. Muchas veces antes, él había sentido el impulso de creer en Jesús, pero sólo en estas últimas horas de conciencia se volvió de todo corazón hacia las enseñanzas del Maestro. Cuando vio la forma en que Jesús se enfrentaba con la muerte en la cruz, este ladrón ya no pudo resistir la convicción de que el Hijo del Hombre era en verdad el Hijo de Dios.

     Durante este episodio de la conversión y recepción del ladrón en el reino por Jesús, el apóstol Juan estaba ausente, porque había ido a la ciudad para recoger a su madre y a los amigos de ella y conducirlos a la escena de la crucifixión. Lucas posteriormente escuchó este relato de labios del capitán romano de la guardia, que se había convertido.

     El apóstol Juan habló de la crucifixión tal como él recordaba el acontecimiento, dos tercios de siglo después de lo ocurrido. Los demás registros se basan en el relato del centurión romano que estaba a cargo, quien, por causa de lo que vio y oyó, posteriormente creyó en Jesús y entró a la hermandad plena del reino del cielo en la tierra.

     Este joven, el bandido penitente, había caído en una vida de violencia y fechorías por influencia de los que encomiaban tal carrera criminal como eficaz protesta patriótica contra la opresión política y la injusticia social. Este tipo de enseñanza, sumado al anhelo de aventuras, conducía a muchos jóvenes, de otro modo bien intencionados, alistarse a estas atrevidas expediciones de robo. Este joven veía a Barrabás como héroe. Ahora, se daba cuenta de su error. Ahí, en la cruz, a su lado vio él a un verdadero gran hombre, un verdadero héroe. Vio él a un héroe que inflamaba su celo e inspiraba sus más altas ideas de dignidad moral y estimulaba todos sus ideales de valor, hombría y valentía. Al contemplar a Jesús, brotó en su corazón un sentimiento sobrecogedor de amor, lealtad y grandeza genuina.

     Si otra persona en el gentío vituperante hubiera experimentado el nacimiento de la fe en su alma y hubiera apelado a la misericordia de Jesús, habría sido recibida con la misma consideración amante que él mostró hacia el bandido creyente.

     Instantes después de prometer el Maestro al ladrón arrepentido que se encontrarían alguna vez en el Paraíso, retornó Juan de la ciudad, acompañado de su madre y un grupo de casi doce mujeres creyentes. Juan estuvo junto a María la madre de Jesús, confortándola. Su hijo Judá estaba de pie del otro lado. Al mirar la escena Jesús, era ya el mediodía, y dijo a su madre: «Mujer, he aquí a tu hijo» y hablando a Juan, le dijo: «¡Hijo mío, he aquí a tu madre!» Luego se dirigió a ambos, diciendo: «Deseo que os vayáis de este lugar». Así pues, Juan y Judá se llevaron a María del Gólgota. Juan llevó a la madre de Jesús al lugar donde él paraba en Jerusalén, y luego volvió de prisa a la escena de la crucifixión. Después de la Pascua, María volvió a Betsaida, donde vivió en la casa de Juan por el resto de su vida natural. María no llegó a vivir un año entero después de la muerte de Jesús.

     Cuando María se fue, las otras mujeres se retiraron a corta distancia y permanecieron acompañando a Jesús hasta que éste expiró en la cruz, y aún estaban allí cuando bajaron de la cruz el cuerpo del Maestro para ser sepultado.2010



Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados