La visión cósmica del universo, nos permite darnos cuenta que no estamos solos y que nuestra evolución espiritual, no sólo nos sirve a cada uno como pasaporte para la sobrevivencia, sino que de ella también depende la evolución nada menos que del ser Supremo, porque “en la medida que nosotros hagamos la voluntad de Dios, en cualquiera de las estaciones universales en las que vivamos nuestra existencia, en la misma medida, el potencial todopoderoso del Supremo se acercará un paso más a la Divinidad, porque las partes e individuos del gran universo evolucionan como reflejo de la evolución del Supremo, mientras a su vez, el Supremo es el total de toda la evolución del gran universo. Desde el punto de vista mortal, ambos son recíprocos, evolucionarios y experienciales.”1278
Es tremendamente motivante el pensar que nuestra evolución personal no sólo es necesaria e indispensable para nuestra sobrevivencia eterna, sino que también nuestra evolución, es necesaria para la evolución del Supremo, porque “la personalidad de cada ser humano,representa un valor de significado irremplazable en lo finito, y es así como mientras luchamos por la superación, el Supremo lucha en nosotros y con nosotros, por la expresión de la deidad. En la medida que vamos dominando los problemas de nuestra evolución, el Dios de la experiencia va ganando supremacía en los universos del tiempo y el espacio”1284
Como podemos ver, el ser humano es mucho más que un puñado de barro “el suelo del alma en desarrollo es humano y material, pero el destino de esta criatura combinada de mente y espíritu es espiritual y divino.”1738 y ese destino espiritual “depende de la fe, el amor, la devoción a la verdad, al hambre y sed de rectitud y al deseo de todo corazón de encontrar a Dios y ser como él.”1739
Si nos hiciéramos conscientes de nuestra importancia como cocreadores con Dios en sus planes divinos, seguramente pondríamos más empeño a nuestra propia evolución, porque nos daríamos cuenta que ella sobrepasa los límites de la sobrevivencia personal, pues “toda criatura y todo universo en evolución que aspira a hacer la voluntad del Padre, está destinado a volverse socio de los Creadores espacio-temporales,en esta magnífica aventura de logro experiencial de la perfección. Si no fuese verdad, el Padre no habría dotado a estas criaturas del libre albedrío creativo y tampoco moraría en sus mentes, entrando verdaderamente en sociedad con ellas,mediante su propio espíritu.”614
“El hombre, siendo una criatura, no esexactamente como el Ser Supremo que es deidad, pero la evolución del hombre, de alguna manera se asemeja al crecimiento del Supremo. El hombre crece desde lo material hacia lo espiritual, por la fuerza, poder y persistencia de suspropias decisiones. También crece a medida que su Ajustador del Pensamiento desarrolla nuevas técnicas para alcanzar hacia abajo, desde el nivel espirituala los niveles moronciales del alma”1282
“El hombre, responde a la guía espiritual, así como el gran universo responde a la atracción extensa de gravedad espiritual del Hijo Eterno, la cohesión universal de los valores espirituales eternos de todas las creaciones del cosmos finito del tiempo y el espacio.”1276
Nuestra evolución consiste en buscar y encontrar a Dios donde antes no lo hacíamos, es decir en nuestra vida cotidiana, porque “aislar parte de la vida y llamarla religión es, desintegrarla vida y distorsionar la religión”1124 Debemos pues “dedicar nuestra vida a la elevación de la tarea diaria, porque para aquel que conoce a Dios, no hay labores comunes, ni tareas seculares”1960 recordando siempre que “mientras os dedicáis a la obtención de las realidades eternas, debéis también disponer para las realidades temporales.”1778
“La experiencia de una vida religiosa dinámica, transforma el individuo mediocre, en una personalidad de poder idealista. La religión sirve al progreso de todos, porque fomenta el progreso de cada individuo y el progreso de cada uno, es aumentado por el logro de todos. La religión ennoblece la rutina común de la vida diaria.”1094 dándole significado a todo lo que hacemos, porque no es tan importante lo que se haga,como la forma en que lo ejecutamos. No basta la impecabilidad por sugerencia o hábito, lo que importa es la intención que motiva nuestras acciones, aún las más corrientes y rutinarias, pues “el alma en evolución no se vuelve divina por lo que hace, sino por lo que trata de hacer.”557
Yolanda Silva Solano