Dicen que una sonrisa no cuesta nada, pero vale mucho. Enriquece a aquellos que la reciben, sin restar a aquellos que la dan. Se produce como un relámpago, pero su recuerdo a veces dura toda la vida. No hay nadie tan rico que no la necesite, ni tan pobre que no la pueda dar. Genera felicidad en el hogar, promueve los negocios y fortalece la amistad. Es aliento para los cansados, luz para los desilusionados y sol para la oscuridad. Pero no se puede comprar, ni prestar ni robar. Es algo que no vale nada…hasta que las regalas.
Por favor regalemos sonrisas para abonar la felicidad de todos…
Entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho El Señor con éstos. (Salmo 126:2