Escuchar y seguir a Jesús es lo que caracteriza a sus discípulos. Seguirle es tomar la opción de ir transformando el mundo, intentar llenarlo de esperanza, hacerlo más habitable, más digno, más humano y más feliz para todos.
Es fundamental saber distinguir su voz en medio de tanta palabrería, voces, ruidos... y conocer la diferencia entre oír y escuchar. Conocer en lenguaje bíblico significa amar, amor recíproco y generoso, conocimiento mutuo, comprensión sin palabras, íntima comunión, relación profunda y personal, abandono incondicional, plena aceptación y confianza.
Jesús no sólo nos conoce, nos protege y nos da vida, sino que además nos introduce en la unidad de amor con el Padre. Nos demuestra su amor sin límites.
Ha alejado definitivamente de nosotros todo peligro de muerte, dándonos vida plena.
Conocemos a Dios mirando a Jesús. No se trata sólo de admirar y aceptar a Jesús, sino de creer que Él es el Único en quien podemos ver y escuchar a Dios.
A nosotros nos corresponde acoger y creer su Palabra y seguir reproduciendo su imagen en nuestra vida.