La aceptación de una enseñanza como verdadera, no es fe es solamente una creencia. Tampoco lo es la certidumbre ni la convicción.
Libro de Urantia. Pág.1114
La verdadera fe, no es un sistema de creencia filosófica que se pueda razonar y sustanciar mediante pruebas naturales, tampoco es una experiencia fantástica y mística de sentimientos indescriptibles de éxtasis, que tan sólo puedan disfrutar los devotos románticos del misticismo"1104 es muchísimo más que eso, pues no se trata de creer porque otros nos dicen lo que debemos hacer porque así está escrito, porque la fe sólo es verdadera cuando nos motiva del tal manera, que es capaz de cambiar en forma volitiva y consciente nuestra vida cotidiana.
"La religión vive y prospera, entonces no por la vista y el sentimiento, sino más bien por la fe y el discernimiento interior. Consiste, no en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia única, sino más bien en el descubrimiento de significados nuevos y espirituales, de los hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más elevada no depende de actos previos de creencia, tradición y autoridad; tampoco es la religión el vástago de sentimientos sublimes y emociones puramente místicas. Más bien es una experiencia profundamente honda y real de comunión espiritual, con las influencias espirituales residentes en la mente humana, y en cuanto dicha experiencia se pueda definir en términos de psicología, es simplemente la experiencia de experimentar la realidad de creer en Dios como la realidad de tal experiencia puramente personal.1105"
Siempre me impresiona el incapié que constantemente nos hace el Libro de Urantia, en cuanto a la práctica de la experiencia personal, como la única forma válida de tener fe y una búsqueda real de encontrar a Dios, no fuera sino dentro de nuestra propia alma. No es que con esto se menosprecie a las diversas religiones, porque todas ellas "son buenas en cuanto llevan a una mayor comprensión de Dios"1012 pero ellas nos deben servir como una referencia, para buscar en lo íntimo de nuestro ser aquellas experiencias personales, que ratifiquen lo que podemos haber aprendido de los libros o de las religiones.
La fe, para que sea verdadera necesita ser practicada en nuestra vida cotidiana y sus frutos deben ser esparcidos en forma de amor y comprensión hacia nuestros hermanos, pues la fe intelectual es una fe muerta. La verdadera fe, es "un atributo vivo de la experiencia religiosa personal genuina" 1112 Ella nunca escapa al deber de solucionar los problemas del vivir mortal. La fe viva no fomenta el fanatismo, la persecución ni la intolerancia.1115"
La fe se diferencia de la creencia en que esta última siempre es "limitadora, en cambio la fe es expansiva y liberadora La fe no encadena la imaginación creadora, tampoco mantiene un prejuicio irrazonable hacia los descubrimientos de la investigación científica. La fe vitaliza la religión y obliga al creyente a vivir heroicamente de acuerdo con la regla de oro. El fervor de la fe está de acuerdo con el conocimiento, y sus impulsos son el preludio a la paz sublime porque entonces "la rectitud experiencial es un placer, no un deber.1574 porque se actúa por amor y no por miedo al pecado o al castigo, pues "la belleza del amor divino, una vez que entra plenamente en el corazón humano, destruye para siempre el poder del mal.2018"
Revisemos con sinceridad, si lo que actualmente tenemos es una simple creencia o en realidad es la fe en nuestro Padre lo que motiva nuestras acciones.
yolanda silva solano