Cuenta la historia que hace
mucho tiempo atrás vivía un hombre muy bueno y
generoso que le encantaba
compartir con los de más.
Cada vez que el buen hombre
comía o desayunaba siempre dejaba la mitad
de sus alimentos para compartirlos
con algún pordiosero o
necesitado que viviera en las calles.
Cuando el hombre no estaba
compartiendo sus alimentos, pasaba al hospital a
visitar a los enfermos o a los
ancianos de los diferentes asilos.
Este hombre lo compartía todo,
más que sus alimentos le encantaban
compartir su tiempo para consolar a las
personas necesitadas de consuelo.
Un día llego un señor muy
enfermo a uno de los hospitales
que este buen hombre visitaba.
El buen samaritano se enteró que
al señor le que daban poco tiempo
de vida y le dedico todo el tiempo
posible.
El mismo samaritano llegaba al
hospital a bañarlo a cambiarlo y
a servirle en todo al pobre enfermo.
Cuando el señor murió le dejo
una carta al buen samaritano que decía
esta fue mi ultima semana de vida pero
con todo y eso
fue la mejor de todas las semanas
…Gracias por tanto
amor….
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