El amor es la respuesta a todo. El amor no es una abstracción, sino una
energía de verdad, o un espectro de energías, que puede "crear" y mantener
en su ser. Sólo con expresarlo. Empiece a entrar en contacto con Dios en
su interior. Sienta el amor. Exprese su amor. El amor disuelve
el miedo. Cuando se siente amor no puede temerse nada. Como
todo es energía, y el amor abarca todas las energías, todo es amor.
La mayoría de nosotros no vivimos la vida como si fuéramos conscientes
de nuestra naturaleza espiritual. Nos comportamos como si fuéramos
simples objetos físicos, sin almas y sin espíritu. Si no fuera así,
jamás haríamos las locuras que seguimos haciendo. Más del 90% de
nosotros cree que Dios existe, que el Cielo es real y que al morir nos
vamos a otro lugar, pero nuestra conducta contradice esas creencias.
Nos tratamos mutuamente con grosería y violencia. Seguimos
cometiendo actos genocidas e incesantemente provocamos guerras.
Matamos y violamos, torturamos y robamos. Seguimos comportándonos
de formas muy brutales y egoístas.
El miedo nos impide reconocer nuestra esencia espiritual verdadera.
Los seres espirituales deberíamos poner en práctica la compasión
y la caridad, no el asesinato y el hurto. Tenemos demasiados miedos.
Si prefiere considerarlo en términos de recompensa y castigo, piense que
se le recompensará abundantemente por los pensamientos y los
actos de amor y de compasión y que, invariablemente, se le castigará
por los actos de odio y violencia. Parece ser que nos cuesta entenderlo;
al contrario, la expresión del amor suele parecernos más aterrador.
Nos da miedo que nos rechacen, que nos pongan en ridículo, que nos
humillen, que nos consideren bichos raros, que nos etiqueten o parecer
tontos. Pero incluso esos miedos son falsos: siempre
somos amados y estamos protegidos.
Somos seres espirituales en un vasto mar espiritual habitado por
otros muchos, muchísimos, como nosotros. Algunos tienen una forma
física, pero la mayoría no. El amor es el agua de ese mar. El amor
es una energía, la más alta y la más pura. En sus vibraciones más
altas, el amor posee tanto sabiduría como conciencia. La energía es
lo que une a todos los seres. El amor es absoluto y eterno.
Cuando los físicos miden en sus laboratorios las energías que emiten
los curanderos (pueden dirigirla hacia pacientes, cultivos bacterianos
u otros), creo que esas energías están relacionadas con la del amor (la
energía espiritual). La energía curativa es un componente de
la espiritual. Con el tiempo, las nuevas investigaciones y las
mejoras de la tecnología nos ayudarán a comprender mejor esa conexión.
Cuando los médicos hablan de la conexión entre mente y cuerpo,
la energía a la que se refieren es el amor. Cuando las religiones
hablan de la naturaleza de Dios, siempre se menciona el amor. Eso
se cumple en todas las religiones y nos une a todos.
Una característica, de la energía es su patrón de vibraciones. Las
moléculas de gas vibran más deprisa que las de los líquidos, que
a su vez vibran más rápido que lo los sólidos. Las moléculas pueden
ser idénticas, como en el caso del H2O (el agua), pero la frecuencia
de su visión determina el estado, es decir, si
se trata de un sólido, un líquido o un gas.
Dos de nuestros objetivos principales son la redención y la consecución
de la paz interior. Al decir redención me refiero a la libertad. La
redención, implica la superación del Karma, a través de los actos
la gracia divina. Hay muchos caminos que llevan a redención.
Al redimirnos reclamamos y conseguimos destino de nuestra alma.
La redención no se utiliza aquí en el sentido cristiano religioso
en general, sino para referirnos al proceso iluminación y liberación
del ciclo de la vida y la muerte físicas. La redención es un proceso
gradual que nos va inexorablemente a nuestro hogar espiritual. Una
vez liberada, el alma puede decidir regresar al plano físico para
ayudar a los demás en su recorrido hacia la redención.
La redención es fruto del amor, no del sufrimiento. Cuando nuestros
corazones rebosan amor y nuestro amor fluye hacia los demás,
es que estamos en proceso de redención. Estamos satisfaciendo y
cancelando nuestras deudas kármicas. Nos sentimos atraídos
hacia el seno de Dios, del que venimos, pues Dios es el
amor que está por encima de todas las cosas.
Pero no basta con alcanzar la paz interior. La experiencia monástica
o ascética sirve para lograr un fin, pero no es el fin en sí. Alcanzar un
estado de calma estando en una cueva en el Tibet es algo admirable,
pero no supone más que un primer paso. La vida en un mundo
físico requiere actos físicos: tenderles la mano a los demás para
aliviar su sufrimiento y ayudarles en su camino; practicar la empatía
y la compasión; ayudar a curar el planeta, a sus habitantes y sus
estructuras; enseñar además de aprender. Si se dedica a ese proceso,
alcanzará la paz interior... aunque no tenga tiempo
libre para meterse en una cueva.
No espere nada a cambio. Seguimos pidiendo recompensas,
recompensas y justificaciones por nuestra conducta, cuando no
las hay, no existen las recompensas que queremos. La recompensa
consiste en hacer las cosas, pero en hacerlas sin
esperar nada, en hacerles desinteresadamente.
Brian Weiss
Los siguientes mensajes proceden de almas altamente
evolucionadas, los "Maestros",
y fueron llegando paulatinamente al médico y
psiquiatra Brian Weiss, a través
de varios de sus pacientes mientras se encontraban
en estado de hipnosis en los
intervalos de sus regresiones a vidas pasadas.
La mayor parte de la información
aquí reproducida es tomada de su cuarto libro:
"Los mensajes de los sabios".