Comparado con sus otros resultados, la ciencia moderna ha descubierto muy
poco sobre la naturaleza del hombre, incluso aunque haya descubierto cómo
endurecer los metales, cómo lanzar un proyectil de media tonelada en una
ciudad vecina y mil otras cosas más.
En los últimos tres siglos, el conocimiento que
tiene el hombre del mundo físico ha aumentado con sorprendente aceleración; pero
el conocimiento de sí mismo ha quedado rezagado.