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LIBR. DE URANTIA: El materialismo
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De: leozarrua  (Mensaje original) Enviado: 06/06/2013 21:45

 

6. EL MATERIALISMO

Los científicos han precipitado a la humanidad, sin intención, en un pánico materialista; han desencadenado sin quererlo un pánico bancario en el banco moral de las edades, pero este banco de experiencia humana tiene vastos recursos espirituales; puede aguantar las demandas que se le hagan. Sólo los hombres irreflexivos llegan al pánico sobre los recursos espirituales de la raza humana. Cuando se acabe el pánico materialista y secular, la religión de Jesús no estará en la bancarrota. El banco espiritual del reino del cielo pagará con fe, esperanza y certeza moral a todos los que pidan sus bienes «en Su nombre».

Sea cual fuere el conflicto aparente entre el materialismo y las enseñanzas de Jesús, podéis estar seguros de que en las eras por venir, las enseñanzas del Maestro triunfarán plenamente. En realidad, la verdadera religión no puede entrar en controversia con la ciencia; de ninguna manera le conciernen las cosas materiales. La religión sencillamente es indiferente, aunque simpatizante, a la ciencia; en cambio, se preocupa supremamente por el científico.

La búsqueda del mero conocimiento, sin la interpretación concomitante de la sabiduría y la visión espiritual de la experiencia religiosa, finalmente lleva al pesimismo y a la desesperanza humana. Un conocimiento limitado es verdaderamente desconcertante.

En el momento de la escritura de este documento, ya ha pasado lo peor de la era materialista; ya se asoma una era de mejor comprensión. Las mentes más elevadas del mundo científico ya no son totalmente materialistas en su filosofía, pero la gente común y corriente aún se inclina en esa dirección como resultado de enseñanzas anteriores. Pero esta era de realismo físico es tan sólo un episodio pasajero de la vida del hombre en la tierra. La ciencia moderna no ha tocado a la verdadera religión —las enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Todo lo que la ciencia ha hecho es destruir las ilusiones infantiles de las interpretaciones erróneas de la vida.

La ciencia es una experiencia cuantitativa, la religión una experiencia cualitativa, en lo que se refiere a la vida del hombre en la tierra. La ciencia se ocupa de los fenómenos; la religión, de los orígenes, valores y metas. Asignar causas como explicación de los fenómenos físicos equivale a confesar ignorancia de los factores últimos y por fin tan sólo conduce al científico directamente de vuelta a la primera gran causa: el Padre Universal del Paraíso.

El cambio violento de una era de milagros a una era de máquinas ha demostrado ser perturbador para el hombre. La ingeniosidad y dexteridad de las falsas filosofías mecanicistas traicionan sus mismos argumentos mecanicistas. La agilidad fatalista de la mente materialista por siempre refuta su afirmación de que el universo es un fenómeno energético ciego y sin sentido.

El naturalismo mecanicista de algunos hombres supuestamente instruidos y el secularismo sin raciocinio del hombre de la calle se ocupan exclusivamente de cosas; están vacíos de verdaderos valores, sanciones y satisfacciones de naturaleza espiritual, así como también están vacíos de fe, esperanza y certezas eternas. Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que el hombre piensa que está demasiado ocupado para encontrar tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.

El materialismo reduce al hombre a un estado de autómata, sin alma, y lo transforma en un simple símbolo aritmético que halla un sitio desamparado en la fórmula matemática de un universo mecanicista sin romanticismo. Pero, ¿de dónde proviene este vasto universo matemático, si no existe un Maestro Matemático? La ciencia puede explayarse sobre la conservación de la materia, pero la religión valida la conservación del alma de los hombres —se interesa por su experiencia de las realidades espirituales y los valores eternos.

El sociólogo materialista de hoy estudia la comunidad, hace informe sobre ésa y deja a la gente tal como la encontró. Mil novecientos años atrás, ciertos galileos ignorantes observaron a Jesús dar su vida como contribución espiritual a la experiencia interior del hombre, y salieron luego y transformaron al imperio romano entero.

Pero los líderes religiosos cometen un grave error cuando intentan llamar al hombre moderno a la lucha espiritual con las trompetas de la Edad Media. Es necesario que la religión elabore nuevos lemas actualizados. Ni la democracia ni otras panaceas políticas pueden tomar el lugar del progreso espiritual. Las religiones falsas pueden representar una evasión de la realidad, pero Jesús en su evangelio llevó al hombre mortal a la puerta misma de la realidad eterna del progreso espiritual.

Decir que la mente «surgió» de la materia no explica nada. Si el universo fuera tan sólo un mecanismo y la mente, parte integrante de la materia, no tendríamos jamás dos interpretaciones distintas de ningún fenómeno observado. Los conceptos de verdad, belleza y bondad no son inherentes ni a la física ni a la química. Una máquina no puede saber, mucho menos saber la verdad, tener hambre de rectitud, y apreciar la bondad.

La ciencia puede ser física, pero la mente del científico que discierne la verdad es, a la vez, supermaterial. La materia no conoce la verdad, tampoco puede amar la misericordia ni regocijarse en las realidades espirituales. Las convicciones morales basadas en el esclarecimiento espiritual y arraigadas en la experiencia humana son tan reales y certeras como las deducciones matemáticas basadas en las observaciones físicas, pero se encuentran en otro nivel más elevado.

Si los hombres fueran tan sólo máquinas, reaccionarían más o menos uniformemente al universo material. No existirían ni la individualidad, y aún menos la personalidad.

El hecho del mecanismo absoluto del Paraíso en el centro del universo de los universos, en presencia de la volición incondicionada de la Segunda Fuente y Centro, hace por siempre certero el hecho de que el determinismo no constituye la ley

exclusiva del cosmos. El materialismo está allí, pero no es exclusivo; el mecanismo está allí, pero no es incondicionado; el determinismo está allí, pero no está solo.

El universo finito de la materia con el tiempo se tornaría uniforme y determinista si no fuera por la presencia combinada de la mente y el espíritu. La influencia de la mente cósmica inyecta constantemente espontaneidad aun en los mundos materiales.

La libertad, la iniciativa, en cualquier reino de la existencia, es directamente proporcional al grado de influencia espiritual y control de la mente cósmica; o sea, en la experiencia humana, el grado de actualidad de hacer «la voluntad del Padre». Así pues, una vez que comencéis a encontrar a Dios, ésa será la prueba conclusiva de que Dios ya os ha encontrado a vosotros.

La búsqueda sincera de la bondad, la belleza y la verdad, conduce a Dios. Y todo descubrimiento científico demuestra a la vez la existencia de la libertad y de la uniformidad en el universo. El descubridor tuvo la libertad de hacer el descubrimiento. La cosa descubierta es real y aparentemente uniforme, de lo contrario no hubiera podido ser conocida como una cosa



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