"La vida es una escuela a la que hemos sido enviados, y en esta
escuela ignoramos de hecho quienes son les profesores y quienes
los alumnos. Niños, mendigos,
pueden instruirnos, pero también
nuestros enemigos. Sí, incluso y sobre todo nuestros enemigos,
porque son ellos los que nos obligan a hacer los mayores
esfuerzos.
En ocasiones, sería bastante fácil responder a las calumnias, a
los ataques, pero todas las formas de responder no son buenas.
Aquél que replica, corre siempre el riesgo de rebajarse al nivel
de aquéllos que lo atacan, y en ese momento se ensucia como
ellos. No le está prohibido contestar, pero sólo si es capaz de
mantenerse muy alto, de no juntarse con sus adversarios en la
mezquindad, la maldad; porque entonces, aunque aparentemente
consigue la victoria, en realidad también pierde mucho.
¡Cuánta inteligencia, cuánta fuerza de carácter debe
demostrar para resistir sin utilizar las mismas armas que sus
adversarios!" (Omraam Mikhaël Aïvanhov)