Crecer es doloroso, porque has estado evitando mil y un dolores a lo largo de tu vida. Evitándolos no es posible destruirlos, se van acumulando. Vas tragándote tus dolores; permanecen en tu sistema. Por eso, el crecimiento es doloroso: Cuando comienzas a crecer; cuando decides crecer, tienes que enfrentar todos los dolores que has reprimido. No puedes sortearlos sin más.
Te han educado mal. Desafortunadamente, hasta ahora no ha existido ni una sola sociedad en la tierra que no haya reprimido el dolor. Todas las sociedades dependen de la represión. Reprimen dos cosas: Una es el dolor; la otra, es el placer. Y reprimen también el placer debido al dolor. Su razonamiento es que si no eres demasiado feliz, nunca serás demasiado infeliz; y si se destruye el júbilo, nunca sufrirás un profundo dolor. Evitando el dolor, evitan el placer. Evitando la muerte evitan la vida; y ello, tiene algo de lógica. Ambas crecen juntas: Si quieres tener una vida de éxtasis, tendrás que aceptar múltiples agonías. Si quieres las cumbres de los Himalayas, también tendrás sus valles.
Pero no hay nada de malo en los valles; lo que sucede, es que has de cambiar de enfoque. Puedes disfrutar de ambos: La cumbre es hermosa, también lo es el valle. Y hay momentos en los que uno debe disfrutar de la cumbre, y hay momentos en los que uno debe relajarse en el valle.
En la cumbre está la soleada, está dialogando con el cielo. El valle es oscuro; pero cuando quiera que desees relajarte, has de encaminarte a la oscuridad del valle. Si quieres tener cumbres, tendrás necesidad de desarrollar raíces en el valle; cuanto más profundas sean tus raíces, más alto crecerá tu árbol. El árbol no puede crecer sin raíces; y las raíces, han de penetrar profundamente en el suelo.
Dolor y placer son partes intrínsecas de la vida. La gente tiene tanto miedo al dolor; que reprime el dolor, evita cualquier situación que pueda producir dolor, va esquivando el dolor. Y finalmente, tropieza con el hecho de que si realmente quiere evitar el dolor, tiene que evitar el placer. Por eso, es por lo que tus monjes evitan el placer; tienen miedo del placer; de hecho, están simplemente evitando todas las posibilidades de que haya dolor. Saben que si evitan el placer; entonces es natural que no haya un gran dolor, un dolor que sólo llega como una sombra del placer. Entonces, caminas sobre el llano; nunca te mueves por las cumbres y nunca caes en los valles. Pero a la sazón vives como un muerto, no estás vivo.
La vida existe entre ésta polaridad. Ésta tensión; entre el dolor y el placer, es lo que te hace capaz de crear una gran música. La música existe solamente, dentro de esta tensión. Destruye la polaridad y estarás apagado, estarás rancio, estarás polvoriento; no tendrás ningún sentido; y nunca, sabrás lo que es el esplendor. Habrás perdido tu vida.
La persona que quiere conocer la vida; y vivir la vida, tiene que aceptar y abrazar la muerte. Ambas van juntas, ambas son aspectos de un único fenómeno. Por eso es por lo que crecer es doloroso. Tienes que entrar en todos esos dolores, que has estado evitando. Hace daño. Tienes que atravesar todas esas heridas; que de un modo u otro, has logrado no mirar. Pero cuanto más profundamente entras en el dolor, más profunda es tu capacidad de entrar en el placer. Si puedes entrar en el dolor al límite más extremo, serás capaz de tocar el cielo.
Osho