"Demasiados discípulos de una enseñanza espiritual no comprenden
todavía la necesidad de la práctica. Se sumergen en obras de
Cábala, de astrología, de magia, de alquimia, de espiritualidad
hindú u otras, y hacen de ellos temas de conversación donde
cada uno intenta brillar con conocimientos recientemente
adquiridos. No han aprendido nada de la humildad, de la pureza,
de la paciencia, de la bondad, de la gratitud, no saben cómo
entrar en armonía con los humanos y con toda la creación, y por
esta razón, en la primera ocasión se sienten perturbados,
enfermos: sus lecturas les han llevado al borde del abismo.
No se imaginen pues que vayan a acceder tan fácilmente a los
grandes misterios, resolver el enigma del universo, recibir la
Iniciación, y que, ocupados por estos proyectos grandiosos,
puedes desatender ciertas actividades de la vida cotidiana, tan
indignas de vosotros, así como todas las verdades elementales
que podrían iluminar vuestro camino. Pues son estas verdades
elementales las más importantes; si las aplican, encontrarán
la buena actitud y mientras continuan estudiando, estarán
protegidos. " (Omraam M. Aivanhov)